El proceso de aprendizaje de estudiantes en Venezuela, especialmente de las escuelas públicas, sufre un rezago que se manifiesta en fallas en áreas como la lectura, la escritura y la resolución de problemas lógicos y matemáticos, una crisis agravada en los últimos años y que actores del sector luchan por revertir.
En escuelas públicas se han identificado “deficiencias graves” en el proceso de aprendizaje, que incluyen también “bajos niveles de comprensión” y problemas para redactar un texto “de manera coherente“, dijo a EFE la profesora Noelbis Aguilar, directora del programa escuela de Fe y Alegría, un movimiento internacional de educación popular fundado en Venezuela.
Prueba de ello es el estudio realizado en febrero por la asociación civil Con La Escuela, en la que participaron 362 estudiantes de tercer grado de primaria en Caracas y el estado Miranda (norte), que reveló que el 63 % de los alumnos “tiene una fluidez lectora por debajo del estándar internacional“.
“Apenas leyeron 48 palabras por minuto (ppm) (…), leen menos palabras que lo señalado por el estándar internacional, que es de 60 ppm para el segundo grado (85 ppm para el tercer grado). Esta es una señal de alerta“, advirtió.
Además, el 3,9 % de los alumnos “no fueron capaces de decodificar ninguna de las palabras del texto adecuado a su edad, lo que implica que han llegado hasta tercer grado sin estar alfabetizados“.
Esta es, precisamente, la preocupación de Saraí Ramírez, un ama de casa de 31 años, cuya hija, de 12 años, que cursa quinto grado de primaria, tiene problemas para leer fluidamente.
“Ella se ha atrasado mucho en la lectura y no retiene mucho las cosas, lo que le explican en su colegio no lo retiene mucho. Yo quisiera que fuera un poco mejor, también en la matemática, donde también está atrasada“, dijo a EFE.
CAUSAS
Aguilar explicó que la pandemia “impactó en ese rezago de aprendizaje que hoy tienen todos los estudiantes”, que no estaban “preparados para una educación” a distancia, una modalidad difícil de aplicar en el país, donde la mayoría no tiene los recursos para comprar equipos adecuados y, además, sufre constantes fallas en los servicios de electricidad e internet.
La pandemia, prosiguió, agravó la “situación bastante crítica” que ya había antes por la “crisis humanitaria” y el “proceso migratorio” que provocó una “pérdida de docentes importante“.
Solo en Fe y Alegría, la plantilla bajó de casi 13.000 trabajadores a 8.400.
Y mientras muchos se han ido, los que siguen dando clases en el país están “haciendo otras actividades para poder subsistir”.
“Cuando tienes un docente que está ganando seis dólares mensuales, obviamente, por más vocación que tenga, apueste y crea en su profesión, está en una situación de sobrevivencia“, expresó.
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