España registra a mediados de primavera una ola de calor sofocante, con temperaturas record en un mes de abril, y una grave sequía con importantes consecuencias económicas, con cosechas ya irrecuperables y posibles cortes en el abastecimiento de agua.
El anómalo y sofocante calor de estos días, más propios de julio, será superado el próximo jueves y viernes, cuando se prevé que se alcancen temperaturas por encima de 30-32 grados en buena parte del país e incluso los 40 grados en el sur de la Península, en Andalucía.
El record de temperatura en este mes de abril, en España, se alcanzó en 2011 en la población valenciana de Elche con 38,6°, según ha avanzado un portavoz de la agencia española de Meteorología quien hizo hincapié en que todavía no ha llegado el «punto culminante de este episodio», con un ascenso importante de las diurnas que dará lugar a nuevos récords.
Tras días en los que el mercurio se ha situado 15° por encima de lo habitual para las fechas, el día en el que más apretará el calor será el viernes. El sábado seguirán seguirán subiendo las temperaturas nocturnas, con noches tropicales en la mitad sur que incluso podrían llegar al centro peninsular, pero con una «bajada clara» de los termómetros en las horas diurnas.
España, además, lleva en situación de sequía prolongada desde enero de 2022, lo que dificulta el riego de los campos de cultivo del país, que ha pedido ayuda a la Comisión Europea para paliar una situación que estos días se está viendo agravada por la ausencia de lluvias y unas elevadas temperaturas.
Los datos de Aemet ponen de manifiesto esa escasez de lluvias, con tan sólo 12 litros por metro cuadrado recogidos en España del 1 al 23 de abril, apenas una cuarta parte de lo normal.
Así, es bastante probable que el mes cierre batiendo récord de temperaturas y siendo el abril más seco de la serie histórica en España, según la misma fuente, cuyos expertos apuntan a que por «su intensidad y por su carácter temprano», este episodio de calor encaja en lo que se está observando que provoca el cambio climático.
Restricciones y pérdida de cosechas
Los Planes Especiales de Sequía (PES) españoles distinguen entre sequía prolongada o meteorologíca, aquella derivada de la falta de lluvias y que ocasiona que los caudales se reduzcan de forma importante, y la escasez o sequía hidrológica, aquella relacionada con posibles problemas de atención de la demanda (abastecimiento, regadíos, etc).
Esta última, suele presentarse diferida en el tiempo respecto de la meteorológica, aunque puede evitarse o retrasarse gracias a la gestión del sistema o porque baje la demanda.
Esta semana, la ausencia de precipitaciones ha producido un descenso de 326 hectómetros cúbicos (hm³) en la reserva de agua de los pantanos españoles, que en este momento acumulan poco más de 28.000 hm³, al 50,1 % de su capacidad total.
Esta situación, afecta especialmente al campo, según la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), que ha reclamado medidas para garantizar agua para unos regadíos que son necesarios para abastecer de alimentos a la población y que son los primeros en sufrir las restricciones.
Las limitaciones ya están ocasionando daños a cultivos permanentes y, con el actual aumento de temperaturas y la ausencia de lluvias, el daño será «muy sustancial» en los cereales de invierno, según la federación.
En una cuenca tan afectada como la del Guadalquivir, en el sur de España, los regantes apenas dispondrán de 12% de la dotación de agua de un año normal, y en muchas zonas no se podrán sembrar cultivos tradicionales de regadío, según la misma fuente
Según la asociación agraria Asaja, 60% del cereal de secano está perdido, la uva y el olivo pasan por «una situación complicada» y como no llueva, algunos árboles pueden correr peligro. EFE
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