Las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) vuelven este martes a Cuba, un país que ha desempeñado un papel clave en estos diálogos a pesar del costo político y económico que le ha supuesto.
La Habana, garante de todo el proceso, acoge el tercer ciclo de los diálogos de paz -tras el de Venezuela y el de México- con la vista puesta en que se logren avances, especialmente tras la violencia que ha ensombrecido el proceso en los meses previos y generado dudas sobre su salud.
Un éxito sería un cese bilateral al fuego, uno de los ejes de las conversaciones que van a tener lugar a lo largo de este mes en la capital cubana, junto a la cuestión de los alivios humanitarios y la participación de la sociedad civil en el proceso, según el cronograma pactado.
Al avance puede contribuir la vuelta de las delegaciones a La Habana, que ya fue sede de los contactos entre las partes hasta la congelación de las negociaciones en 2018, una decisión del entonces presidente colombiano Iván Duque (2018-2022) tras un atentado del ELN.
«Cuba ha sido indispensable en la búsqueda de la paz entre los Gobiernos de Colombia y el ELN. No de ahora, sino de mucho tiempo atrás», asegura a EFE el senador Iván Cepeda, miembro de la delegación gubernamental, quien destaca que en la isla se dieron «diálogos fundamentales» entre las partes.
El Gobierno cubano es consciente de su papel. En una entrevista con EFE, el director general de América Latina y el Caribe del Ministerio Exteriores, Eugenio Martínez, destaca que cuando ambas partes le solicitaron a La Habana regresar a la isla, el Ejecutivo contestó que era «un honor».
«Para Cuba es una convicción firme, una convicción profunda, que el conflicto armado colombiano debe tener una solución política» y «de que es hora de que Colombia alcance la paz», afirma.
Martínez define el papel de La Habana como «discreto», «imparcial» y «muy responsable», garantizando el clima para un diálogo «sin interferencias». «Apoyamos políticamente, diplomáticamente, y creamos las condiciones para que las partes tengan un escenario, como La Habana ahora, para que puedan trabajar con total amplitud», señala.
LISTA TERRORISTA
Martínez alude asimismo a los «costos muy altos» que ha pagado su país «por defender lo que las partes acordaron y con lo que Cuba se comprometió».
Se refiere a la inclusión de la isla en la lista de países que patrocinan el terrorismo de Washington, algo que ha afectado seriamente a las finanzas internacionales de La Habana en un momento en el que el país atraviesa una grave crisis económica.
Estados Unidos, aún bajo la administración del republicano Donald Trump (2018-2022), incluyó a Cuba en esta lista por su negativa a entregar a Colombia a los negociadores del ELN tras la ruptura de las negociaciones en 2018, pese a la solicitud de extradición de Duque.
La Habana alegó que los protocolos indicaban que en caso de ruptura de las negociaciones las partes debían garantizar la vuelta segura de los negociadores. Los representantes del ELN permanecieron 45 meses a la espera en la isla, hasta que Gustavo Petro alcanzó la presidencia en Colombia.
Cepeda argumenta en este sentido que «Cuba pagó un altísimo costo por respetar las reglas como país garante» y «haber cumplido sus compromisos en materia de Paz». Califica de «impresentable desde punto de vista de la legalidad internacional» que Duque desconociese «el protocolo de ruptura y exigiese a Cuba la entrega» de los negociadores del ELN.
El negociador jefe del ELN, Israel Ramírez, alias «Pablo Beltrán», considera «muy meritorio que Cuba haya mantenido una posición de principios» al «exigir que los acuerdos se cumplan» y recordó que la isla lleva «desde los años 90» facilitando los contactos entre el Gobierno de Colombia y el ELN.
Fue una «batalla jurídica internacional muy fuerte» que ganó Cuba, «pero a un precio altísimo», afirmó «Beltrán» en un encuentro con medios internacionales en La Habana poco antes de comenzar el tercer ciclo de los diálogos de Paz.
Martínez, por su parte, cree que, si Cuba hubiese entregado entonces a los negociadores del ELN, quizá las negociaciones de paz no hubiesen podido retomarse ahora. «Ésa es una contribución modesta, pero importante de Cuba», subraya. EFE
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