Una pequeña isla del Pacífico sur festejó el sábado con bailes y cantos la coronación de Carlos III, un acontecimiento exaltante para centenares de sus habitantes que veneran al príncipe Felipe, padre del nuevo monarca británico, como uno de sus dioses.
Esa creencia es promovida por el “Movimiento Príncipe Felipe“, muy activo en la isla volcánica de Tanna, en el sur de Vanuatu.
“Estoy muy contento, porque Carlos es el hijo de Felipe“, explicó a la AFP el jefe local Yabah, que llegó a ser recibido en el castillo de Windsor por el marido de la reina Isabel II.
Ahora, afirma Yabah, “quiero que Carlos venga a verme aquí“.
El culto de Felipe nació en la década de 1970, cuando el duque de Edimburgo visitó esta antigua colonia anglo-francesa llamada entonces Nuevas Hébridas y que ahora forma parte de la Mancomunidad Británica (Commonwealth).
El origen de esta creencia no se explica claramente, aunque según los antropólogos se basa en una antigua profecía que prevé el regreso de un hijo de la isla de piel blanca.
Algunos incluso están convencidos de que el príncipe Felipe partió de Tanna antes de la Segunda Guerra Mundial para ir desposar a la futura reina Isabel.
“Varios clanes esperaban desde hacía tiempo el regreso de este ser mítico“, detalla el antropólogo Kirk Huffman, antiguo conservador del museo Nacional de Vanuatu.
El sábado, la isla celebró a su manera, lejos del fasto de Westminster, la coronación de Carlos III.
En las colinas de vegetación tropical, un millar de hombres, mujeres y niños, vestidos con taparrabos, bailaron, cantaron y compartieron un banquete con los mejores platos locales acompañados de kava, una bebida picante y ligeramente alcohólica hecha de raíces.
El culto a Felipe se concentra sobre todo en las aldeas de Yaohnanen y Yakel, a las que solo se accede por un sendero difícil a través de la selva, en una región conocida por sus leyendas y su espiritualidad.
Una relación durable
Diplomáticos británicos llegaron a la isla en misión especial el día de la coronación, trayendo como regalo un retrato enmarcado de Carlos.
Éste se añadirá a una colección de viejas fotos que muestran al príncipe Felipe en su juventud.
El embajador Michael Watters, venido especialmente desde la capital de Vanuatu, Port Vila, siguió la larga procesión rodeado por los ancianos del pueblo.
“Fui recibido por esta comunidad con afecto y alegría“, dijo a la AFP, añadiendo que la ceremonia que llevan a cabo “es una maravillosa manera de marcar la relación única entre el Reino Unido y Vanuatu”.
Aunque el duque de Edimburgo era conocido por comentarios poco diplomáticos, a menudo despectivos hacia las culturas indígenas, siempre mostró respeto por este movimiento y sus seguidores.
Les escribió, les envió fotografías autografiadas e incluso se reunió con sus dirigentes durante una visita privada al castillo de Windsor en 2007.
Su muerte en 2021 tuvo un fuerte impacto en la isla de Tanna y llevó a sus habitantes a interrogarse sobre el futuro del movimiento y sus costumbres.
Los regalos traídos por la delegación británica serán sin duda acogidos con alegría, porque “significan que el rey Carlos III quiere que la relación continúe“, subraya Huffman. AFP
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