El fenómeno María Corina recorre estos días la Venezuela profunda, esa que apoyó hace ya mucho tiempo a la revolución y ahora se quiere deshacer de ella. «No me importa si llego el lunes y me dicen que estoy botado (despedido). ¡Estamos resteados (nos la jugamos) con usted!», bramó uno de los asistentes al mitin de María Corina Machado, candidata favorita a las primarias opositoras programadas para octubre. La dirigente derechista entregó el micrófono al seguidor, llegado desde las filas de la revolución, en medio del entusiasmo general, en un mitin con miles de personas, que no se veía hace años en la Venezuela deprimida y hastiada.
Machado, siempre de blanco, con el lema «Hasta el final» escrito en la espalda y una cruz sobre el pecho, ha devuelto a la oposición el fervor popular perdido por sus batallas intestinas pero, sobre todo, por su derrota ante la todopoderosa revolución bolivariana. El sábado llenó las calles de la ciudad llanera de Valera, chavista hasta hace poco. «La cantidad de personas que se acercan y son parte de las estructuras del chavismo, incluso de las bases del (partido oficialista) PSUV, son reveladoras para mí», sostuvo la líder de Vente Venezuela, que intenta moderar sus posiciones políticas más extremas en busca de una especie de centro liberal.
La multitud y el entusiasmo sorprendieron a casi todos, pero no al Palacio de Miraflores, que ha preparado una respuesta rápida ante el avance de la opositora. A la cabeza del operativo revolucionario aparece un oscuro personaje, Luis Ratti, quien el sábado anunció que reclamará la inhabilitación inmediata de Machado «por haber solicitado el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), las sanciones y el bloqueo. Y también solicitar investigaciones de la procedencia de los fondos de su campaña».
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Ratti, un operador del chavismo desde la sombra, también señala a Machado por «llamar a la violencia y a la abstención, llevando a Venezuela al caos y la crisis». Este personaje, quien estuvo al frente del Frente Bolivariano con Hugo Chávez pero que en 2018 apoyó a Henry Falcón en las presidenciales, culmina así dos semanas intensas, durante las cuales ha recurrido al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), la Contraloría y el Consejo Nacional Electoral (CNE) para que entorpezcan la marcha de las primarias opositoras, a las que jura y perjura que se quiere presentar.
En realidad se trata de una de las bazas del oficialismo para sacar de juego al candidato que más le moleste o incluso dar por acabado el propio proceso de las primarias, que ya sufrió la semana pasada un fuerte golpetazo: la dimisión y destitución de los rectores del CNE sólo días después de que se alcanzara un acuerdo para que el árbitro electoral asistiera técnicamente las votaciones internas de la oposición.
«La dinámica que se observa en torno a la candidata en sus giras le evocan al madurismo el ascenso popular de Chávez en el 97-98. Ven un fenómeno de similar naturaleza. Eso les asusta. Más les vale que se apuren en inhabilitarla antes de que sea demasiado tarde», confirma desde el exilio Andrés Izarra, ex ministro muy cercano al «comandante supremo» en su día.
Machado estuvo inhabilitada hasta hace cinco años, como tantos líderes opositores. Pese a ello, la Contraloría no ha comunicado al CNE el final de esa inhabilitación.
Las encuestas también confirman el ascenso imparable de Machado, que con un 57% de los apoyos supera ampliamente al humorista El Conde del Guácharo, con un 19%. Los candidatos de la nueva mayoría opositora apenas consiguen entre todos acercarse al 19%, mientras Freddy Superlano, sustituto del exiliado Juan Guaidó, apenas cuenta con el 5% de los votos, según la encuestadora Poder y Estrategia.
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Alberto News