Estados Unidos informó que dejará de financiar investigaciones en el Instituto de Virología de Wuhan ante la negativa del régimen chino de compartir datos y registros sobre el coronavirus en el país, que puedan ayudar a determinar el origen de la pandemia.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense (HHS por sus siglas en inglés) dio aviso al laboratorio chino este lunes y le alertó que, de continuar desatendiendo las solicitudes sobre los documentos con medidas de seguridad del centro, avanzará con el bloqueo completo por diez años.
Si bien el laboratorio no recibía dinero del Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos desde julio de 2020 -a poco de estallada la pandemia-, con esta medida se descarta por completo que se pueda avanzar con alguna transferencia de fondos en el corto y mediano plazo, por lo menos.
En el escrito difundido, el Subcomité Especial de la Cámara de Representantes sobre la Pandemia del Coronavirus explicó que la Administración de Joe Biden busca, así, “mitigar cualquier riesgo potencial para la salud pública” ante las “pruebas adecuadas” suficientes para iniciar “procesos de inhabilitación”.
El Instituto de Virología de Wuhan está en el centro de las investigaciones por el origen del coronavirus y ha sido señalado, en múltiples oportunidades, por haber manipulado y creado intencionalmente la mutación genética de este virus en un murciélago que, debido a las carentes medidas de bioseguridad, se salió de control y se diseminó por todo el mundo en cuestión de semanas.
Estados Unidos lleva años participando en estudios de diversos organismos y sostiene con firmeza esta teoría. Inclusive, el NIH difundió recientemente un informe en el que sostiene que el laboratorio “probablemente violó los protocolos del NIH relativos a la bioseguridad”, algo que señala como “indiscutible”.
No obstante, otros estudios han arrojado poca o ninguna evidencia concluyente de que el virus efectivamente haya surgido de la transmisión de un animal a una persona o de un accidente de laboratorio.
De todas formas, Biden ha estado tomando una serie de medidas en contra del régimen chino a modo de castigo aunque la de este lunes representa la más drástica hasta el momento.
Tras conocerse esta suspensión, el Instituto tiene 30 días para responder a la notificación o decidir impugnar la decisión. Asimismo, ya no podrá realizar ningún negocio con Estados Unidos y será meticulosamente examinado en caso de afiliarse con cualquier organización que haga negocios con la Casa Blanca.
En el pasado, Beijing ya ha instado a Washington a “dejar de politizar” este asunto, desligándose de la responsabilidad del origen del virus.
El financiamiento del NIH comenzó en 2014, cuando el organismo otorgó una subvención a la EcoHealth Alliance -una organización que trabaja sobre la prevención de enfermedades infecciosas- para que pudiera “comprender el riesgo de la aparición del coronavirus en murciélagos”.
Casualmente, el Instituto de Wuhan lleva años estudiando murciélagos y los diversos tipos de coronavirus, por lo que hasta cuenta con uno de los mayores depósitos de muestras de este animal en todo el mundo.
El primer hallazgo de SARS CoV allí data de 2013 y, desde entonces, han surgido varias secuencias y mutaciones, cada vez con mayores coincidencias al último, SARS CoV-2.
Por ello, hace más de una década, el centro chino recibió una sub adjudicación de esta subvención estadounidense que fueron destinados, a su vez, a su desarrollo.
Tras el estallido de la pandemia, bajo órdenes del entonces presidente Donald Trump, Estados Unidos puso fin al financiamiento del programa y fue restablecido recién en mayo de este año, aunque ya no destinado a investigaciones en China ni con animales.
Sin embargo, su vuelta no estuvo ajena de polémicas aunque, esta vez, dentro de los Estados Unidos.
En enero, un organismo de control interno dejó al descubierto en un informe de 64 páginas que el Instituto Nacional de Salud y EcoHealth Alliance habían cometido errores significativos en la supervisión de las subvenciones. Entre las irregularidades se mencionan plazos incumplidos, protocolos confusos y fondos malgastados, aunque también resaltaba la preocupación por el sistema de supervisión de investigaciones con patógenos potencialmente peligrosos, a cargo del régimen.
A raíz de estas fallas del lado estadounidense, se limitó la capacidad para comprender la naturaleza de las investigaciones que se estaban realizando en el sitio y se impidió la correcta identificación de áreas problemáticas.
Esta información dio lugar a los reclamos de congresistas republicanos que, a menudo, reclaman por el uso del dinero de los contribuyentes en las pruebas que derivaron en el virus que mató a millones de personas, algo que los funcionarios de Salud han intentado negar en cada oportunidad.
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