El Gobierno colombiano instó a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con quien comenzaron hoy un cese al fuego bilateral, a acelerar las conversaciones para conseguir cuanto antes un acuerdo final.
AFP
«No nos levantaremos de la mesa hasta conseguir el fin del conflicto armado y vamos a combinar celeridad y rigurosidad para alcanzar el acuerdo final», dijo el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño, durante el acto de instalación del Comité Nacional de Participación (CNP) celebrado hoy en Bogotá con presencia también del jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, que volvió a la capital después de más de tres décadas.
En ese sentido, Patiño le dijo a sus compañeros en la mesa: «Hagámosle con prisa», aludiendo a hacerlo por las víctimas y la «gente que está sufriendo».
El acto de instalación del CNP, un organismo integrado por 81 personas de 30 sectores que buscarán recabar los problemas e inquietudes de la sociedad para integrarlos en los diálogos de paz, coincidió con el comienzo del cese al fuego bilateral.
«Nuestra nación escribe una nueva pagina en la búsqueda incesante por la paz», aseguró Patiño, que mostró su «profunda convicción en que sí es posible superar el conflicto armado, la confrontación política armada» con la guerrilla que data de hace más de seis décadas.
El cese al fuego bilateral, que se firmó el pasado 9 de junio para que entrase hoy en vigor, es el más largo pactado con la guerrilla, durará 180 días y va a conllevar el cese de toda operación ofensiva contra la otra parte y la prohibición de realizar cualquier acción que vaya en contra del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
«UNA GUERRA HEREDADA»
Además, en un paso simbólico, el acto se realizó en Bogotá, con la presencia de Beltrán y los miembros del ELN, en su primera aparición en público en Colombia en décadas, y también con la del presidente colombiano, Gustavo Petro.
Petro subrayó en ese sentido que «nunca jamás en la historia contemporánea el ELN había llegado a esta posición: a hablar de frente en el corazón de Colombia sin dejar de ser el ELN, sin armas, ante la diversidad de Colombia, ancha y profunda, ante el Estado de Colombia con el cual ha librado una guerra que se remonta al año 1964».
Y llamó al fin de una «guerra heredada», pues al ser tan larga -él tenía 4 años cuando se alzó en armas la guerrilla- los líderes de uno y otro bando que la forjaron no están ya.
«Tenemos una guerra heredada (…) y aún nosotros no somos capaces de solucionarla. Hay que cerrar una puerta sin olvido y abrir ventanas y puertas hacia el futuro, hacia la libertad. Un futuro que tiene que ser pacífico, no otra violencia más», apuntó Petro.
Por eso ahora la decisión está entre «acuerdo o guerra». «¿Cuándo habrá un acuerdo definitivo?», se preguntó el presidente colombiano.
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