Una nueva requisa en la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más grande y poblada de Ecuador, arrojó como resultado más balas y drogas decomisadas por las fuerzas del orden, que además hallaron dentro de la prisión animales de granja y una piscina donde se criaban tilapias.
EFE
Esta intervención, realizada por unos 3.000 policías y militares en 3 de los 12 pabellones que conforman la cárcel, es la tercera desde la última masacre entre reclusos sucedida entre el 23 y 25 de julio, donde fueron asesinados 31 reos, si bien la Policía difiere de ese número y la cifra aún está por confirmar.
En este nuevo ingreso a la cárcel, situada en Guayaquil y llamada oficialmente como Centro de Privación de Libertad Guayas número 1, la Policía y las Fuerzas Armadas se incautaron de 740 cartuchos de calibres 9 milímetros y 5,56 milímetros, además de 25,6 kilos de drogas.
Asimismo, decomisaron otros artículos prohibidos dentro de la cárcel como 139 teléfonos móviles, 6 radios de comunicación y 2.291.
Los policías y militares también se encontraron con un sector donde había patos entre otros animales y una piscina con un centenar de tilapias en su interior que eran criadas aparentemente por los presos.
Esta requisa le sigue a las otras dos realizadas en el pabellón 3 los días 25 y 26 de julio, donde las fuerzas del orden hallaron un arsenal de guerra compuesto por 68 armas de fuego, entre ellas 14 fusiles de largo alcance, 23 pistolas de 9 milímetros, 2 revólveres de calibre 38 milímetros y 2 subametralladoras Mini Uzi.
También se hallaron un lanzagranadas, 23 granadas de mano, dos granadas de gas, catorce chalecos antibalas, más de 7.200 balas de calibre 9 milímetros, más de 4.750 municiones de calibre 5,56 milímetros, 56 de 38 milímetros, una docena de cartuchos de calibre 12 para escopeta y 1.500 balas a granel de calibres variados.
Asimismo, se decomisaron 65 tacos de explosivos en gel, 21 artefactos explosivos de fabricación artesanal y 21 explosivos caseros, así como decenas de armas blancas como machetes, cuchillos y puñales y herramientas como una sierra radial.
Otros elementos hallados en esas dos primeras intervenciones fueron envoltorios de cocaína y marihuana, cerca de 200 teléfonos móviles, videoconsolas, televisores y equipos de aire acondicionado.
Las intervenciones se realizaron en el marco del estado de excepción decretado por el Gobierno en el sistema penitenciario nacional desde el 25 de julio, cuando a la masacre en la Penitenciaría del Litoral se sumó una huelga de hambre de presos en trece prisiones, donde en siete de ellas hubo amotinamientos donde los reos retuvieron 137 funcionarios de prisiones.
Esa matanza en la Penitenciaría del Litoral, que alberga a unos 5.600 reclusos, fue la más reciente de una serie de masacres ocurridas en Ecuador desde 2020, que han dejado más de 400 reos asesinados por enfrentamientos entre reclusos de bandas rivales que se disputan el control interno de las prisiones del país.
La situación de violencia también se ha trasladado a las calles, con los grupos del crimen organizado en disputa por el control de las rutas del narcotráfico, en especial en la zona de la costa, donde están los puertos que han hecho de Ecuador uno de los principales trampolines de la cocaína que llega a Europa y Norteamérica.
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