El fallecido jefe de los mercenarios de Wagner, Yevgeny Prigozhin, se negaba a perder la influencia paramilitar internacional que había construido y que cada vez estaba más en riesgo, tras el intento de golpe de Estado que protagonizó en junio contra el régimen de Vladimir Putin.
Por Infobae
Por tal motivo, Prigozhin pasó los días previos a que su avión se estrellase en Rusia viajando por otros países donde su empresa paramilitar tenía influencia con la intención de mantener el control de su imperio criminal.
En una conversación con Faustin-Archange Touadera, el presidente de la República Centroafricana, Prigozhin le dijo que su abortado motín de junio en Rusia no le impediría traer nuevos combatientes e inversiones a sus socios comerciales en ese país, según publicó el medio estadounidense Wall Street Journal (WSJ).
“Poco después, un helicóptero de Wagner aterrizó cerca con cinco comandantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán, un grupo paramilitar que depende de los mercenarios para librar la guerra contra el gobierno de su país”, relata WSJ.
La delegación había viajado a Bangui, la capital centroafricana desde la provincia de Darfur con un “regalo” para Prigozhin, quien les había proporcionado misiles: eran lingotes de oro de las minas que sus mercenarios ayudaron a asegurar en el oeste de Sudán devastado por la guerra, agrega el WSJ.
Mientras tanto, desde el Ministerio de Defensa de Rusia estaban transmitiendo un mensaje opuesto a los clientes de Wagner en Libia. El Kremlin aseguraba que estaba asumiendo el control formal de una red corporativa encabezada por el viceministro de Defensa Yunus-Bek Yevkurov, enemigo personal de Prigozhin.
Esto lo motivó a viajar de regreso a Rusia casi de inmediato, pero haciendo una escala en Mali, para después atravesar el espacio aéreo de los estados clientes que estaba tratando de salvar del control del Kremlin.
Esta fue, sin saberlo, la “gira de despedida” de Prigozhin.
Dos años de pelucas
El líder de los Wagner tenía dos meses llevando a cabo una contienda internacional de manera silenciosa, la cual fue interrumpida cuando su avión privado, el Embraer Legacy 600, se estrelló en la región rusa de Tver, con él a bordo y sus lugartenientes más importantes.
Prigozhin se había pasado los últimos dos años huyendo, usando pelucas para hacerse pasar por oficiales militares árabes, poniéndose barbas postizas para poder cargar combustible en su avión, en un número cada vez menor de aeropuertos que le concedían permiso para aterrizar.
La fortuna de su mercenario grupo se basa en la construcción, el suministro y la logística paramilitar, la minería y la explotación de recursos naturales de manera ilegal. Sus ingresos derivaban de las exportaciones de oro sudanés a Rusia, de diamantes y madera de la República Centroafricana a los Emiratos Árabes Unidos y a China, de acuerdo con reportes publicados por el WSJ.
“Diferentes facciones vinculadas al ejército ruso probablemente intentarán hacerse cargo de estos lucrativos contratos comerciales y crear nuevas fuerzas proxy”, dijo David Lewis, de la Universidad de Exeter en el Reino Unido al WSJ. “Prigozhin era particularmente hábil en la gestión de estas redes transnacionales, pero no es indispensable”.
“Su muerte deja incierto el futuro de esos negocios. El Kremlin ahora busca nacionalizar una red opaca centralizada en torno a la autoridad personal de Prigozhin”, dice el Journal.
A pesar de las insinuaciones sobre una posible vinculación con la muerte de Prigozhin, el presidente ruso, Vladimir Putin, envió condolencias a los familiares de todo quienes viajaban a bordo del avión estrellado.
“En cuanto al accidente aéreo, en primer lugar quiero expresar mi más sentido pésame a las familias de todas las víctimas. Siempre es una tragedia”, dijo Putin.
E inmediatamente después se pronunció particularmente sobre el líder de Wagner.
“Era un hombre talentoso que cometió errores graves”, dijo. Además lo calificó como alguien con una “historia de vida complicada”, al igual que su futuro.
Países como Mali y Siria, habían llegado a depender de los sicarios de Prigozhin, y hace apenas unos días, él estaba ofreciendo sus servicios al nuevo régimen militar de Níger, que tomó el poder el mes pasado a través de golpe de Estado.
Sin embargo, nuevas compañías mercenarias, dirigidas por la agencia de inteligencia militar rusa (GRU), competían para hacerse con los contratos de Wagner.
El WSJ reveló que el propio Putin le había dicho personalmente a Touadera, que había llegado el momento de distanciarse de Prigozhin. Cuando Touadera visitó San Petersburgo, la ciudad natal de Prigozhin, el mes pasado, se abstuvo de tomarse una foto con el señor de la guerra ruso.
Muchos de los acuerdos que Prigozhin cerró con gobiernos extranjeros se llevaron a cabo mediante un apretón de manos, y los detalles eran desconocidos, sólo tenían información un pequeño círculo de funcionarios de Wagner seleccionados personalmente por Prigozhin. Uno de ellos fue Dmitry Utkin, el ex oficial del GRU, quien no tenía problema en exhibir sus tatuajes nazis, y que además también murió en el accidente aéreo del miércoles.
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