Las probabilidades de conocer a alguien que esté con Covid-19 o que haya tenido la enfermedad hace pocas semanas es muy alta en la costa este de los Estados Unidos. Si bien la precisión en los datos luego del fin de la emergencia es mucho más difusa, las autoridades reconocen que el país está en una nueva ola de Covid al cerrar el verano boreal, aunque mucho menor a la de años anteriores en esta misma época.
El nuevo repunte de casos de covid-19 es impulsado por la propagación de la variante Eris, una subvariante de Ómicron, y la cantidad de casos llevó a tener que suspender algunos campamentos de verano, cerrar algunas oficinas públicas por pocos días y en algunos condados donde el aumento es grande, suspender clases presenciales en el inicio del año escolar.
Desde mayo ya no rige la emergencia de salud pública, por lo que ya no hay una estadística precisa como antes sobre casos reportados.
Una forma de medir los contagios es el testeo de las aguas residuales. Biobot Analytics lo hace a través de estudiar la concentración del virus SARS-CoV-2 en muestras tomadas en todo Estados Unidos. Según explica la organización, “el nivel de virus en las aguas residuales es un indicador adelantado, lo que significa que precede al cambio en el recuento de casos clínicos o en las hospitalizaciones”.
Los últimos datos disponibles muestran que en las últimas semanas se advierte un aumento del virus en las aguas, tal como se observa en la gráfica.
Las hospitalizaciones por Covid se mantienen bajas, pero tuvieron un crecimiento cercano al 30% comparando el comienzo de agosto con el cierre de la primera quincena, según cifras del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En las gráficas se ve el repunte, más que nada en las internaciones de los mayores de 65 años.
La nueva nueva variante la denominan Eris, (su nombre formal es EG.5) y es una rama de Ómicron. Según los expertos y la propia Organización Mundial de la Salud, no parece una variante grave. Fue identificada en febrero en China por primera vez y en abril en Estados Unidos. Desde agosto es dominante en el país norteamericano.
Según un reporte del New York Times en base al testimonio de profesionales de la salud, la gran mayoría de los enfermos experimentan síntomas leves comparables a los de un resfriado o la gripe.
Al igual que con otras variantes del pasado, la principal preocupación son las personas de riesgo, porque para el resto Eris no parece traer mayores consecuencias.
Menos pruebas y nueva vacuna de refuerzo
Dado que la emergencia sanitaria se acabó, tampoco se realizan pruebas aleatorias y periódicas en empresas y organismos como se antes, por lo que se estima que los contagios medidos puedan estar subrepresentados en las cifras, ya que solo se conocen los que son sintomáticos.
Ahora, con el fin del verano boreal comienzan las clases de escuelas, liceos y universidades, lo que genera muchos más contagios. Esta semana en la zona metropolitana de Washington ya se empezó a ver más movimiento en los centros de estudio.
En algunas partes del país varias escuelas también debieron cerrar por aumentos de casos. Pasó en dos distritos escolares de Kentucky y en uno de Texas, donde las clases pasaron a ser virtuales ante el aumento de los casos, informó USA Today.
Las zonas con mayores casos de Covid en Estados Unidos son las del este y noreste del país.
El presidente Joe Biden fue consultado el fin de semana sobre el aumento de los casos y la nueva variante y dijo que el viernes firmó una propuesta al Congreso para pedir una financiación adicional para una nueva vacuna de refuerzo.
“Es una vacuna necesaria y que funciona. Y tentativamente, aún no decidido, tentativamente, probablemente se recomiende que todos la obtengan, sin importar si han recibido antes o no una vacuna”, dijo Biden.
Se espera que esta nueva vacuna esté disponible para la segunda quincena de septiembre.
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