La empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) de Cuba prevé para este miércoles apagones simultáneos en hasta el 27 % de la isla cuando se llegue al período de mayor demanda y advierte que los cortes se sucederán durante toda la jornada.
Los apagones -que paralizan industrias y echan a perder alimentos refrigerados- se han vuelto endémicos en el país, sumergido desde hace tres años en una grave crisis multidimensional. En algunas localidades suman actualmente entre ocho y diez horas diarias.
El Gobierno cubano avanzó además a finales de septiembre que la situación se agravaría a partir de octubre por falta de combustible, principalmente importado.
Tras un verano (julio-agosto) con los apagones relativamente bajo control -a diferencia de lo que sucedió en el mismo período del año pasado- los cortes se han intensificado en las dos últimas semanas.
La UNE, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas, calcula para el horario de mayor demanda de esta jornada, en la tarde-noche, una capacidad de generación de 2.260 megavatios (MW) y una demanda máxima de 3.000 MW.
La diferencia entre oferta y demanda (déficit) será de 740 MW y la afectación -lo que realmente se desconectará-, alcanzará los 810 MW en el denominado «horario pico».
Situación precaria
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) cubano se encuentra en una precaria situación, con las infraestructuras de generación y distribución obsoletas y un déficit crónico de mantenimientos e inversiones.
Son habituales los fallos y los paros en las siete centrales termoeléctricas del país, infraestructuras con una media de unos 40 años de funcionamiento (por encima de su vida programada).
A eso se suman los problemas financieros del país para adquirir combustible en el extranjero y las dificultades que atraviesan sus principales suministradores: Venezuela ha reducido sus envíos a Cuba, Rusia ha limitado sus exportaciones de diésel y gasolina, y México está replanteándose sus envíos de crudo a la isla.
El Gobierno cubano ha rentado en los últimos cinco años hasta siete centrales eléctricas flotantes a una empresa turca para compensar la caída de la capacidad de generación propia, una solución rápida, pero temporal, contaminante y costosa.
Según los expertos, cualquier solución estructural de la crisis energética cubana sería una inversión muy costosa -cuando el Gobierno cubano atraviesa serias dificultades financieras- y requeriría años de implementación.
Los frecuentes cortes en el suministro eléctrico han sido motivo de malestar social en el país y uno de los detonantes de las protestas de los últimos dos años, incluidas las del 11 de julio de 2021, las mayores en décadas.
Los cortes, sobre todo los que se prolongan durante horas, impiden poner ventiladores y aires acondicionados en un país tropical y afectado por el dengue, pero también inutilizan las mayoritarias cocinas eléctricas y ponen en riesgo la conservación de los alimentos, de por sí escasos y costosos.
EFE
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