El gobierno de Estados Unidos promueve negociaciones y acuerdos con el gobierno de Nicolás Maduro, mientras, a la par, defiende el derecho de Guyana de aprovechar recursos en una zona reclamada por Venezuela. Expertos consultados por la Voz de América opinan que ambos asuntos no son ni representarán un conflicto de intereses para la diplomacia norteamericana.
En septiembre pasado, el gobierno de Guyana anunció la culminación de sus rondas de licitaciones con empresas extranjeras para explotación petrolera en aguas, que son parte de una zona reclamada por Venezuela.
Maduro y sus colaboradores denunciaron que Guyana violaba “la legalidad internacional y pone en riesgo la paz”, pero algunos actores de la región, entre ellos Estados Unidos, defendían el avance de esos negocios en el país vecino.
EE.UU. apoya el derecho soberano de Guyana a desarrollar sus propios recursos naturales. Los esfuerzos por infringir la soberanía de Guyana son inaceptables. Hacemos un llamado a Venezuela para que respete el derecho internacional, incluido el laudo arbitral de 1899 y el proceso…
— Brian A. Nichols (@WHAAsstSecty) September 20, 2023
Las tensiones diplomáticas sobre el diferendo territorial ocurrieron en momentos de negociaciones privadas entre el oficialismo venezolano, su oposición y actores internacionales, como Estados Unidos, que juega un rol clave en el proceso.
Dos meses después, el gobierno de Maduro y la Plataforma Unitaria de partidos opositores de Venezuela firmaron en Barbados acuerdos sobre derechos políticos y asuntos económicos, horas antes de que Washington aliviara por 6 meses sanciones económicas del país suramericano, como incentivo al diálogo.
¿La postura de Estados Unidos sobre Guyana en el conflicto territorial con Venezuela pudo afectar su rol en las negociaciones? ¿Podría hacerlo en el futuro? Expertos opinan que Washington atiende ambos asuntos sin entorpecerse.
Solución pacífica y compromiso electoral
Un portavoz del Departamento de Estado afirmó a la VOA que Estados Unidos “apoya una resolución pacífica” a la disputa territorial entre Guyana y Venezuela.
La postura de Washington es que el Laudo Arbitral de 1899, que fijó los límites fronterizos de ambos países, debe respetarse, “a menos que las partes lleguen a un nuevo acuerdo o que un cuerpo legal competente decida” sobre la materia, subrayó.
En el caso del diálogo en Venezuela, Estados Unidos insta a Maduro y sus representantes “a mantener los compromisos que hicieron” al firmar los acuerdos políticos de Barbados, comentó el funcionario norteamericano.
Estados Unidos y la comunidad internacional “están siguiendo de cerca la implementación de la ruta electoral” acordada en Barbados, insistió el portavoz del Departamento de Estado, subrayando que la administración Biden “tomará acciones” si Maduro y sus delegados no cumplen con su palabra.
La vigencia de esos acuerdos atraviesa momentos críticos luego de una decisión judicial que dejó sin efecto la primaria presidencial opositora, mientras las tensiones con Guyana escalan al punto de que el ministro de defensa ha dicho que Venezuela está preparada para defender su territorio “en todos los escenarios”.
Así, la diplomacia ante el diferendo con Guyana y la estrategia para negociaciones políticas en Venezuela se antojan como «dos cosas totalmente distintas” para Washington, diagnosticó Sadio Garavini, embajador venezolano retirado y doctor en ciencias políticas, en entrevista con la VOA.
La postura de Estados Unidos sobre Guyana “es igual a la de toda la comunidad internacional”, incluidos la Unión Europea, el movimiento de países no alineados y las naciones del Caribe, explicó en conversación con la Voz de América.
Garavini estimó, sin embargo, que la Casa Blanca “ha modificado un poco” la orientación de las declaraciones de sus funcionarios sobre el diferendo en los últimos 3 años, en plena ruptura de relaciones con Caracas, mostrando “una neutralidad más cercana a la posición” del país vecino de Venezuela.
Asuntos “separados”
Mariano De Alba, abogado especialista en derecho internacional y diplomacia, también valoró que se trata de «dos temas que van a permanecer separados”.
Sobre Guyana, la posición de Washington “debería ser que la Corte Internacional de Justicia (de las Naciones Unidas) es quien debe decidir la disputa”, expresó.
“Visto que la disputa está pendiente de resolución ante la máxima instancia judicial de Naciones Unidas, ni Estados Unidos ni ningún otro actor de la comunidad internacional deberían tomar partido”, dijo a la VOA.
Arturo Michelena, sociólogo, diplomático y especialista en asuntos económicos, recordó que la posición estadounidense sobre los nuevos negocios de Guyana en aguas en disputa “ya existía” cuando se firmaron los acuerdos en Barbados.
El respaldo estadounidense a la exploración petrolera en aguas del Esequibo y las inversiones en ellas de compañías, como Exxon y Chevron, no afectará los acuerdos firmados en Barbados, dijo.
Michelena remarcó que hay “intereses comunes” en los temas petroleros, “en cuanto que Estados Unidos quiere incorporar la producción petrolera venezolana al mercado en estos momentos de crisis”, mediante el levantamiento temporal de sanciones por 6 meses.
Los ingresos derivados de esa apertura del gobierno norteamericano, calculados en 1.400 millones de dólares, “son excelentes noticias” para el poder ejecutivo de Maduro, afirmó.
Idealmente, Estados Unidos haría “todo el esfuerzo posible” para garantizar el cumplimiento de los acuerdos sobre Venezuela y Guyana tendría “cautela” en sus negocios en zonas en reclamación, concluyó De Alba, por su parte.
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