El Departamento de Estado estadounidense negó este miércoles que Washington o Israel estén detrás de las mortales explosiones en Irán y advirtió contra una escalada después de un presunto ataque israelí contra un líder de Hamás en Líbano.
AFP
Al menos 103 personas perdieron la vida en el sur de Irán junto a la tumba del general de la Guardia Revolucionaria Qasem Soleimani, cuando se cumplen cuatro años de su muerte en un ataque con drones estadounidenses.
«Estados Unidos no estuvo involucrado de ninguna manera y cualquier insinuación que lo contradiga es ridícula», declaró a periodistas el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
«No tenemos ninguna razón para creer que Israel ha estado involucrado en esta explosión», dijo.
«Damos el pésame a las víctimas y a sus seres queridos que murieron en esta horrible explosión», añadió.
Miller no quiso evaluar quién llevó a cabo el ataque en Irán.
Soleimani, que encabezaba una unidad de élite de la Guardia Revolucionaria, también era un enemigo del grupo Estado Islámico (EI), un movimiento extremista sunita que ha llevado a cabo ataques en Irán, un país de mayoría chiita.
Soleimani murió hace cuatro años en Bagdad en una operación ordenada por el entonces presidente estadounidense Donald Trump tras ataques a fuerzas estadounidenses en el país por parte de milicias chiitas vinculadas a Irán.
La explosión en el aniversario de su muerte se produce un día después de que un presunto ataque israelí matara al número dos de Hamás, Saleh al Aruri, en los suburbios de la capital del Líbano, Beirut, que son un bastión del movimiento Hezbolá respaldado por Irán.
Miller no ha confirmado explícitamente la responsabilidad israelí ni ha respaldado el ataque pero afirmó que Aruri era un «terrorista brutal con sangre de civiles en las manos».
Advirtió, no obstante, contra una escalada en la región.
«A nadie le interesa, a ningún país de la región, a ningún país del mundo, que este conflicto se intensifique más», afirmó.
Irán respalda a Hamás, el movimiento islamista que gobierna la Franja de Gaza.
Combatientes de Hamás se infiltraron en Israel el 7 de octubre y mataron a unas 1.140 personas, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes.
En respuesta al ataque más mortífero de su historia, Israel lanzó una ofensiva implacable que ha reducido a escombros vastas zonas de Gaza y se ha cobrado más de 22.300 vidas, según el ministerio de Salud del territorio dirigido por Hamás.
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