El ritmo de vida actual hace que muchas personas sufran estrés, un estado de preocupación o tensión mental provocado por una situación difícil. Diferentes estudios han demostrado que el estrés puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y ayudar a una mayor propagación del cáncer lo que resulta un desafío en los tratamientos oncológicos.
Por El Nacional
Ahora, investigadores del Laboratorio Cold Spring Harbor pueden haber logrado resolver el misterio. Descubrieron que el estrés hace que ciertos glóbulos blancos llamados neutrófilos formen estructuras pegajosas en forma de red que hacen que los tejidos del cuerpo sean más susceptibles a la metástasis. El hallazgo podría apuntar a nuevas estrategias de tratamiento que detengan la propagación del cáncer antes de que comience.
La investigadora Xue-Yan He explica que «el estrés es algo que realmente no podemos evitar en los pacientes con cáncer. Te puedes imaginar que si te diagnostican no puedes dejar de pensar en la enfermedad ni en el futuro. Por eso era muy importante comprender cómo actúa el estrés en nosotros».
Tres fases
El equipo llegó a su descubrimiento imitando el estrés crónico en ratones con cáncer. Primero extirparon tumores que habían estado creciendo en los senos de los ratones y propagando células cancerosas a sus pulmones. Luego, expusieron a los ratones al estrés. Lo que observó fue impactante: El número de metástasis se cuadruplicó.
El equipo descubrió que las hormonas del estrés llamadas glucocorticoides actuaban sobre los neutrófilos. Estos neutrófilos «estresados» formaron estructuras similares a telarañas llamadas NET (trampas extracelulares de neutrófilos). Los NET se forman cuando los neutrófilos expulsan el ADN. Normalmente, pueden defendernos de microorganismos invasores pero en el cáncer, los NET crean un entorno propicio para la metástasis.
Para confirmar que el estrés desencadena la formación de NET, lo que lleva a un aumento de la metástasis, realizó tres pruebas. Primero, eliminó los neutrófilos de los ratones utilizando anticuerpos. A continuación, inyectó a los animales un fármaco destructor de NET. Por último, utilizó ratones cuyos neutrófilos no podían responder a los glucocorticoides. Cada prueba logró resultados similares. «Los ratones estresados ya no desarrollaron más metástasis», asegura Xue-Yan He.
La implicación, aunque sorprendente, es clara: «Reducir el estrés debería ser un componente del tratamiento y la prevención del cáncer», concluye la investigadora.
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