Un año después del escándalo de corrupción en Venezuela que llevó a su renuncia, el poderoso exministro de Petróleo Tareck El Aissami está desaparecido de la vida pública. ¿Dónde está? ¿Es investigado? Son preguntas sin respuesta del hermético chavismo gobernante.
Solo está claro que atrás quedaron sus días como hombre de confianza del presidente Nicolás Maduro, de quien fue vicepresidente (2017-2018), y de su antecesor Hugo Chávez.
El Aissami, de 49 años y sancionado por Estados Unidos, dimitió el 20 de marzo de 2023 tras el anuncio de investigaciones judiciales por una trama vinculada con la venta de crudo a través de criptoactivos, apuesta con la que el gobierno buscaba eludir las sanciones financieras de Washington contra Venezuela, que tiene las mayores reservas petroleras del mundo: 297.000 millones de barriles.
Fueron arrestados 61 funcionarios, políticos y empresarios tras un desfalco de más de 15.000 millones de dólares, según informes de prensa.
«En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en PDVSA [Petróleos de Venezuela], he tomado la decisión de presentar mi renuncia», escribió entonces en la red social X, expresando «apoyo» a ese proceso.
Sin embargo, el nombre de El Aissami entró en una gaveta bajo llave. El exministro nunca más apareció en público y la renuncia es su última publicación en redes sociales.
Su desaparición alimentó teorías conspirativas: unos dicen que estaría detenido en una mansión en un fuerte militar en Caracas, otros que tiene graves problemas de salud. El gobierno ni lo nombra.
«El tema de El Aissami ha seguido el mismo patrón de hermetismo, desde el punto de vista informativo y comunicacional, que el de otras coyunturas como el fallecimiento del presidente Chávez (en 2013) o casos de crisis interna en la coalición oficial, así que solo hay especulaciones», comenta a la AFP el politólogo John Magdaleno.
¿Justicia o purga?
El Ministerio Público informó el año pasado del pase a juicio de 22 de los 61 arrestados. Los tribunales aún no han fijado fecha para las audiencias.
«Nos encontramos en la fase intermedia a la espera de celebrar la audiencia preliminar de las diferentes tramas», dijo a la AFP el fiscal general, Tarek William Saab, que evitó referirse en particular a El Aissami.
Cercanos colaboradores del exministro figuran entre los detenidos, entre ellos Joselit Ramírez, funcionario encargado de las operaciones estatales con criptoactivos.
«¿Qué pasó con las acusaciones de corrupción?», se pregunta el doctor en Ciencias Políticas y profesor universitario Daniel Varnagy. «No ha pasado nada (…), porque el objetivo era que una persona no esté en el centro del poder».
Hubo, considera Varnagy, una «depuración» en el chavismo: «Cuando alguien toma demasiado poder y pudiera modificar o cambiar toma de decisiones de los principales actores políticos (…), viene la purga».
Analistas consideran que su salida puede responder a una pugna entre facciones de poder.
«¡Por Dios! ¿Desde cuándo la corrupción, el desfalco, es un hecho político? ¿Dónde está la ideología allí? ¿Robar es una ideología?», dijo al momento de las detenciones el fiscal Saab.
Bajo la lupa
Sobre la industria petrolera de Venezuela cursan numerosas investigaciones judiciales.
Rafael Ramírez, muy próximo a Chávez, fue acusado de corrupción durante su gestión como ministro de Petróleo (2002-2014) y presidente de PDVSA (2004-2014); y está prófugo en Italia.
Otros dos titulares de la cartera, Eulogio del Pino y Nelson Martínez, fueron detenidos. Martínez falleció bajo custodia.
El Aissami, abogado de origen sirio-libanés, tomó el ministerio de Petróleo en abril de 2020 en plena pandemia de covid-19 para una «reestructuración», según su nombramiento. Prometió sin éxito levantar a un millón de barriles diarios (bd) la golpeada producción, que llegó caer por debajo de los 400.000, un mínimo en décadas.
Retomó operaciones con petroleras extranjeras como Chevron, en medio de un proceso de flexibilización de las sanciones estadounidenses.
Tras su salida, un militar, Pedro Tellechea, que era presidente de PDVSA desde enero de 2023, le sucedió.
La producción hoy sobrepasa los 800.000 bd, aún lejos de los tres millones de 2008. Expertos vinculan el desplome con falta de inversión y multimillonaria corrupción.
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