Venezuela vivió el lunes una de esas noches tan revolucionarias, llenas de sombras y fantasmas, entre abusos y arbitrariedades, donde el chavismo no pierde nunca porque el juego sucio forma parte de su esencia política. El bloqueo contra la filósofa Corina Yoris, candidata unitaria de la oposición democrática avalada por María Corina Machado, se mantuvo hasta agotarse el plazo de inscripción, pese a no existir inhabilitación ni proceso en su contra. Bastaba la certeza gubernamental de que arrasaría en las urnas del 28 de julio.
Por DANIEL LOZANO – EL MUNDO DE ESPAÑA
El régimen bolivariano taponó todas las salidas de su laberinto electoral hasta encontrar la que buscaba desde el primer día: la postulación en el último minuto del controvertido gobernador opositor Manuel Rosales, criticado por buena parte del país por sus posturas cercanas al Palacio de Miraflores. De esa forma se consumaba el objetivo de Nicolás Maduro: elegir a su rival más «potable» para derrotarle dentro de cuatro meses. Otro capítulo más del manual del autoritarismo electoral, cuyas páginas comparte con Rusia y Nicaragua, siempre en constante retroalimentación.
«El país está procesando una enorme decepción, la gente se siente burlada. Es demasiado grotesco, el país lo rechaza. Pero nuestra lucha continúa, no vamos a salirnos de la ruta electoral donde podamos elegir por quién queremos. Si el régimen elige los candidatos, eso no son elecciones», se ha quejado María Corina Machado, que no ha ahorrado palabras como «indignación» y «burla» para calificar el vodevil nocturno que tuvo a Jorge Rodríguez, jefe de la comisión negociadora de Maduro, como maestro de ceremonias.
Machado ha evitado calificar a Rosales como un traidor, pero la académica Corina Yoris sí usó una analogía con la traición de Judas para referirse al polémico gobernador. Tan evidente fue la maniobra que, por primera vez, los gobiernos aliados de Brasil y Colombia cuestionaron el bloqueo contra la académica, lo que provocó el tirón de orejas del ministro de Exteriores venezolano a su par colombiano. La Unión Europea también criticó el proceso «irregular y opaco».
CON EL TRAJE DE CANDIDATO
Durante el proceso de las primarias democráticas del año pasado, Rosales calculó si le interesaba competir, pero las encuestas le desengañaron: caía derrotado con estrépito frente a María Corina. En su primera comparecencia, Rosales reconoció «los obstáculos de este tortuoso camino», pero se puso el traje de candidato al que nadie ha elegido: «Voy a encabezar la rebelión de votos más grande que ha existido en Venezuela… Tenemos dos caminos, votar para cambiar o no votar para que Venezuela se siga cayendo a pedazos».
«Esto será una carrera de alacranes, pero elecciones libres y justas nunca», vaticinó desde el exilio el antiguo zar petrolero Rafael Ramírez.
Fuentes de la negociación consultadas por EL MUNDO aseguraron que Rosales se convirtió en la última oportunidad después de que el chavismo rechazara varias propuestas. Para hacerlo todo más confuso, el gobierno aceptó fuera de plazo que la MUD postulara un «candidato tapa» para que sea sustituido más adelante, uno de los extraños mecanismos del sistema venezolano. Se trata del diplomático Edmundo González Urrutia.
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