Archbold, quien se identifica como queer y utilizaba ropa holgada, describió sentirse “objetivada y humillada” por la acción de la compañía, a pesar de que su vestimenta no era impertinente. Acompañada por la reconocida abogada Gloria Allred, ha decidido tomar cartas en el asunto, demandando un encuentro con el presidente de Delta para discutir esta política que consideran discriminatoria, informó New York Post.
Según Allred, Delta impone una regla que obliga a las mujeres a cubrirse, lo que no se aplica en el caso de los hombres. “Los pasajeros masculinos no están obligados a cubrir sus camisetas con una chaqueta o una camisa, ni tampoco a llevar sujetador para abordar o permanecer en el avión, y las mujeres no deberían tener que hacerlo”, criticó Allred durante una rueda de prensa en Los Ángeles.
Los argumentos de la defensa de Archbold pone de manifiesto una lucha más amplia contra políticas de vestimenta que se perciben como injustas y discriminatorias hacia las mujeres.
Fox News reportó que Delta Air Lines, por su parte, se ha limitado a emitir una disculpa hacia Archbold, aunque aún queda por ver qué medidas tomarán al respecto. La aerolínea se refirió a su contrato de transporte, que permite remover a pasajeros en caso de que su conducta, vestimenta, higiene u olor representen un riesgo inaceptable de ofensa o molestia para otros pasajeros. Sin embargo, Archbold y Allred cuestionan cómo la ausencia de un sujetador bajo una camiseta puede constituir tal riesgo.
Este incidente ha generado un amplio debate sobre las normas de vestimenta de las aerolíneas y su impacto en la dignidad y libertad de las mujeres. Archbold ha presentado una queja formal ante Delta y, aunque no se ha interpuesto una demanda todavía, el objetivo es claro: cambiar la política para asegurar que no se vuelva a repetir una situación similar.
A pesar de la disculpa de Delta, Archbold busca cambios en la política de vestimenta (@djette_kiwi)
“Ninguna mujer o niña debería ser penalizada por tener pechos”, argumentó Allred, desafiando la noción de que el cuerpo femenino debe ser reglamentado por políticas corporativas.
“Ni sus senos ni los de ninguna otra mujer han intentado jamás apoderarse de un avión. Los senos no son armas de guerra y no es un delito que una mujer o una niña los tenga”, concluyó.
La batalla de Lisa Archbold, apoyada por su abogada Gloria Allred, plantea importantes preguntas sobre los derechos de las pasajeras, la igualdad de género y la autonomía sobre el propio cuerpo.