El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha asegurado que no se arrepiente de haber ordenado el asalto a la embajada de México en Quito para detener a Jorge Glas, vicepresidente de Rafael Correa, al que el Gobierno del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le había dado asilo horas antes de que la policía ingresara por la fuerza a la legación. “No me arrepiento de nada”, ha afirmado Noboa en una entrevista brindada la pasada semana al canal australiano SBS y difundida este lunes, y ha agregado que quiere invitarle “a comer ceviche o tal vez unos tacos y poder conversar”.
Esta ha sido la primera interacción del jefe de Estado con la prensa desde el inicio de esta crisis con México. “Creo que estamos en el lado correcto de la historia”, dijo el presidente, y recordó que los países de la Organización de los Estados Americanos que se reunieron para tratar este tema “también condenaron el hecho de que algunos gobiernos utilizan sus embajadas como una fachada para un refugiado político, pero en realidad es para la impunidad”.
La entrevista fue realizada en un viaje que hizo a la ciudad amazónica de Puyo para una reunión con comunidades indígenas, cinco días después de que el joven mandatario ordenara a un grupo de policías de élite que ingresaran a la fuerza a la casa diplomática para capturar a Jorge Glas, una decisión que desató una crisis diplomática sin precedentes entre Ecuador y México y la condena de 29 países de América, con excepción de El Salvador, que se abstuvo de votar ante el Consejo de la OEA. “Teníamos que actuar y tomar una decisión”, dijo Noboa, porque “había un plan para escapar del que estábamos enterados”.
El Gobierno de Ecuador ha argumentado que la decisión de entrar a la fuerza a la Embajada es porque Glas tiene dos condenas en firme, por las que debe pasar ocho años en prisión, de los cuales solo ha cumplido cinco. “Jorge Glas tuvo una sentencia, un juicio justo. Tuvo una sentencia y tenía que estar en la cárcel. Eso es lo que determinó nuestra justicia”, respondió el mandatario. “No me arrepiento de nada”, insistió.
Ante el cuestionamiento de que ha ido en contra de lo establecido en la Convención de Viena y si esta debe ser reelaborada, Noboa respondió que no solo esa Convención, sino también la de Caracas que trata sobre el asilo político y recalcó que ninguna nación puede dar asilo a alguien que tiene una sentencia. “Porque en ese caso, nos estamos involucrando en la soberanía de un país y en el sistema judicial de diferentes naciones”, dijo el mandatario, quien aseguró que, por lo tanto, primero fue una violación por parte del Gobierno mexicano y que por eso tuvo que tomar la decisión de actuar, a pesar de que algunos de sus consejeros no estaban de acuerdo.
México consiguió la condena enérgica hacia Ecuador de la OEA con una aplastante mayoría y el respaldo casi completo de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Con el apoyo también de la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, elevó el asunto a la Corte Internacional de Justicia y pidió la suspensión del país sudamericano de las Naciones Unidas, así como la expulsión en caso de comprobarse que violó la carta fundacional de la organización. Pero el presidente Daniel Noboa tiene su propia salida para resolver la crisis: “Invito al presidente Obrador a comer ceviche o tal vez unos tacos juntos y poder conversar. Cuando él esté listo”, dijo.
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