El anuncio del presidente colombiano, Gustavo Petro, en la tarima del primero de mayo, de terminar relaciones con Israel es una afrenta a más de 70 años de historia y deja muy mal parada a la diplomacia colombiana. Además del agravio contra la comunidad judía, abre enormes riesgos para el sector defensa, el comercio y el vínculo con Estados Unidos.
Por Semana
A juicio del expresidente Iván Duque, el presidente Petro ha respaldado desde hace mucho tiempo la causa de Hamás. Romper con Israel es una torpeza monumental. Colombia queda situada del lado incorrecto de la historia y queda muy mal parada en el escenario internacional. Petro deja la política exterior de nuestro país en el ridículo porque se rige por los sentimientos viscerales de quien gobierna. Su decisión nos va a traer un costo enorme. Empezando por lo que acarrea en el Congreso de los Estados Unidos, donde hay un caucus judío que siempre nos ha apoyado, desde el Plan Colombia hasta nuestros días, y que ha sido cercano a Colombia. Esto va a tener unas consecuencias absolutamente lamentables.
“Estamos emocionalmente muy golpeados”, dijo Marcos Peckel, director ejecutivo de la Confederación de Comunidades Judías.
“Como comunidad estamos emocionalmente muy golpeados. Israel es parte de nuestra identidad. Y tener una embajada y un embajador es parte de nuestra vida comunitaria. El Gobierno de Gustavo Petro es de los pocos del mundo, incluso de izquierda, que nunca condenó la masacre del 7 de octubre ni menciona a Hamás. La decisión de romper relaciones en una plaza pública nos sorprendió. Creo que él tiene una abierta hostilidad con Israel y muchas de sus declaraciones, como comparar con los nazis y con Auschwitz, se consideran antisemitas por los estándares internacionales”.
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