Desde hace semanas, las universidades de Estados Unidos se han convertido en el epicentro de una ola de protestas estudiantiles impulsadas por la escalada de violencia en la Franja de Gaza.
El resurgimiento del activismo en los campus americanos recuerda a las manifestaciones contra la guerra de Vietnam de los años 60 y 70 y halla su inspiración en la campaña de desinversión de Sudáfrica durante el apartheid en los años 80. Esta vez, presionando a instituciones y empresas para que retiren sus inversiones en Israel.
La actual generación de activistas ha desafiado no solo a las autoridades académicas con su decisión de protestar, sino que también han enfrentado riesgos considerables para su seguridad, estudios y futuras carreras profesionales.
La diferencia principal entre estas protestas y las del pasado, además de la causa inmediata, radica en la naturaleza del conflicto que las motiva: una guerra lejana cuyas víctimas no plantean una amenaza directa a la vida de los manifestantes.
Sin embargo, también demuestra cierto cambio en la percepción sobre el conflicto israelí-palestino entre diferentes generaciones en Estados Unidos. Mientras las generaciones más antiguas recuerdan el surgimiento de Israel en un contexto post-Holocausto como un refugio para judíos a nivel mundial, muchos jóvenes estadounidenses hoy en día analizan la situación bajo una perspectiva centrada en los derechos humanos y la justicia social.
Ante este escenario, los periodistas estudiantiles de las diferentes universidades han jugado un papel crucial documentando estas manifestaciones de rechazo a la guerra en Gaza, especialmente en aquellos campus donde se ha prohibido el acceso a la prensa profesional.
La revista Time conversó con varios de estos fotoperiodistas que cubrieron las últimas protestas en diferentes casas de estudio de EEUU para conocer su versión de los hechos.
Universidad George Washington
En la Universidad George Washington los estudiantes decidieron mostrar su rechazo a la guerra en Gaza instalando un campamento informal en las adyacencias del campus que duró casi dos semanas, terminando el 8 de mayo con la intervención de la policía, que utilizó gas pimienta para desalojar a los manifestantes, resultando en más de 30 arrestos.
El fotoperiodista de GW Hatchet, Tom Rath, en entrevista con Time, aseguró que pese al bullicio de las consignas de los manifestantes, un grupo de estudiantes optó por orar en medio de la agitación, mientras que sus compañeros formaban un círculo protector a su alrededor.
“Para mí, esto realmente denota que estamos ante algo más trascendental que una simple manifestación de un día o una acción efímera”, expresó al tiempo que agregó que “aquí, la gente muestra una vulnerabilidad palpable… Están dispuestos a ponerse en riesgo, incluso físicamente, para proteger a sus compañeros manifestantes y a los estudiantes en general”.
“Incluso aquellos que no participaban en la oración parecían absorber las emociones del momento”, dijo Rath.
El interés de los medios de comunicación se intensificó cuando, el 1 de mayo, varios legisladores republicanos visitaron el campus instando a la ciudad a tomar medidas contra los manifestantes.
“El alcalde debe intervenir y hacer algo para limpiar esto. Este no es el verano del amor, y no estamos doblando la rodilla ante los terroristas que causaron los disturbios y el caos en nuestras ciudades”, dijo la representante Lauren Boebert.
Estas declaraciones, según Rath, buscaban confrontar a los manifestantes, sin embargo, “no reflejaban el ambiente general de la protesta”.
“Si bien la universidad está comprometida a proteger los derechos de los estudiantes a la libre expresión, el campamento se había convertido en una actividad ilegal, con participantes en violación directa de múltiples políticas universitarias y regulaciones de la ciudad”, dijo la universidad en un comunicado.
Universidad Vanderbilt
A finales de marzo la Universidad Vanderbilt (Tennessee) suspendió a unos quince estudiantes y expulsó a otros tres, quienes ocuparon la oficina del rector durante varias horas en protesta por la guerra en Gaza, lo cual, según el Instituto para la Comprensión de Oriente Medio, podría representar un caso único relacionado con este tipo de manifestaciones.
La reacción de la comunidad académica no se hizo esperar, ya que más de 150 docentes de la misma universidad expresaron su descontento mediante una carta abierta dirigida al canciller Daniel Diermeier, calificando las medidas tomadas por la administración como “excesivas y punitivas”.
Entre los afectados se encuentra Jack Petocz, un estudiante de primer año de 19 años, quien fue expulsado pero mantiene el derecho de asistir a clases durante el proceso de apelación.
Petocz aseguró que su historial de activismo fue un factor clave para su admisión en Vanderbilt, incluyendo una beca por mérito destinada a activistas. Según relata, su participación en organizaciones de protesta durante la secundaria, especialmente contra políticas anti LGBTQ, fue bien recibida por la universidad en su momento.
Universidad del Sur de California
En un operativo llevado a cabo el domingo 5 de mayo, los manifestantes que habían establecido su campamento en la Universidad del Sur de California (USC) desalojaron el lugar tras el cerco policial que les advirtió de posibles arrestos.
La intervención ocurrió justo antes de las ceremonias de graduación programadas en el campus ubicado en Los Ángeles.
La situación escaló cuando la USC, a través de la red social X, instó a los ocupantes del centro del campus a evacuar el área bajo advertencias de arrestos.
“Si se encuentran en el centro del campus, les rogamos que se marchen. Las personas que no se vayan podrían ser arrestadas”, dijo la USC
Reportes de estudiantes periodistas, difundidos mediante un video en directo, confirmaron la evacuación del campamento mientras la policía formaba barreras para prevenir el reingreso.
Universidad de Indiana
Al menos 33 manifestantes fueron arrestados en la Universidad de Indiana. La concentración exigía el cese de hostilidades en la Franja de Gaza.
La intervención de las fuerzas de orden público se produjo después de que los estudiantes ignoraran las advertencias de la Policía Estatal.
El incidente se desencadenó cuando los manifestantes, desoyendo las normas establecidas por la entidad educativa, se negaron a desalojar el recinto universitario tras varias solicitudes por parte de las autoridades.
La Policía Estatal procedió a emitir una última advertencia efectuando los arrestos contra aquellos que decidieron permanecer en el lugar.
Un comunicado emitido por un portavoz de la Universidad de Indiana enfatizó el compromiso de la institución con la libertad de expresión y el diálogo abierto. Sin embargo, destacó la necesidad de mantener la seguridad de la comunidad universitaria y evitar interrupciones en las operaciones académicas, resaltando que toda actividad debe realizarse en consonancia con las políticas de la universidad
Universidad de Princeton
En la Universidad de Princeton, la ola de manifestaciones pro-palestinas llamó la atención no solo de la comunidad académica sino también de observadores externos. Al frente de la documentación de estos eventos estuvo Calvin Kenjiro Grover, un foto-periodista y estudiante de primer año de 19 años, cuyo trabajo logró retratar los momentos más representativos del movimiento.
La intensidad de estas protestas se evidenció cuando doce estudiantes iniciaron una huelga de hambre el 3 de mayo, demandando negociaciones para la desinversión con Israel, después de que una ocupación de un edificio académico el 30 de abril culminara con la detención de trece manifestantes.
“Es fácil dejarse llevar por la narrativa de las imágenes más emocionantes”, indicó Grover. Pero a menudo no hay grandes discursos ni detenciones. “En el medio está todo este espacio tranquilo, como en mitad de la noche o temprano en la mañana, cuando la gente simplemente pasa el rato”.
“Estas imágenes son lo que recordaremos cuando miremos hacia atrás en el futuro”, agregó.
“Este sentido de comunidad que se ha formado es una manifestación muy interesante de eso que creo que vale la pena reconocer”, dijo Grover, “incluso en medio de toda esta locura con arrestos y manifestaciones que acaparan la atención”.
Universidad Northwestern
En la Universidad de Northwestern, un grupo de estudiantes judíos se reunió el pasado 26 de abril para expresar su resistencia y unidad mediante el canto de canciones en hebreo.
Este acto simbólico, impulsado por Michael Simon, director ejecutivo de Northwestern Hillel, surgió en respuesta a la creciente preocupación por el antisemitismo en el ámbito universitario.
Michael Schill, presidente de la universidad, manifestó en noviembre la creación de un comité dedicado a prevenir el antisemitismo y el odio, comprometiéndose asimismo a combatir la islamofobia. s.
Nicole Markus, de 21 años, destacó la relevancia del periodismo estudiantil en ofrecer nuevas perspectivas sobre estos acontecimientos.
“Como somos estudiantes, entendemos las complejidades de lo que sucede en nuestro campus mucho más de lo que podrían comprender los medios de comunicación nacionales”, afirmó.
“También escuchamos del otro lado de las cosas, a estudiantes judíos que tal vez no estaban de acuerdo con el mensaje del campamento”.
La universidad alcanzó un acuerdo con los manifestantes para permitir la permanencia de una tienda con suministros hasta el final del trimestre en junio y se comprometió a incrementar la transparencia sobre sus inversiones
Este acuerdo, sin embargo, llevó a la dimisión de siete miembros del comité contra el antisemitismo el 1 de mayo, quienes protestaron por no ser consultados.
Universidad de Texas
En los enfrentamientos recientes entre manifestantes pro-palestinos y las fuerzas del orden en la Universidad de Texas en Austin, se desató la polémica tras una serie de acciones consideradas por muchos como excesivas por parte de la policía, incluido el uso de granadas aturdidoras.
Los hechos ocurrieron el 29 de abril, cuando un grupo de manifestantes se negó a levantar un campamento establecido en el South Mall de la universidad, a pesar de las órdenes de desalojo por parte de las autoridades. Este incidente culminó con la detención de más de 70 personas.
La situación captó la atención de Charlotte Keene, una foto-periodista de 19 años que cubría las protestas para el Daily Texan.
Keene describió el ambiente como “cargado de adrenalina”, donde predominaba la resistencia.
“Estábamos en modo de lucha o huida básicamente”, expresó, señalando la actitud de la policía como “demasiado agresiva”.
La joven periodista también se mostró perturbada por las imágenes que captaron a policías estatales sujetando el cuello de un manifestante con una mano.
“Es impactante porque ¿quién estaría preparado para eso?”, reflexionó Keene.
Keene describió también la dificultad de sus compañeros para respirar mientras eran rociados con gas pimienta.
Sin embargo, reconoció la importancia de capturar estos momentos para evidenciar no solo la respuesta policial sino también la solidaridad entre los manifestantes.
“La gente dejó de lado su propio miedo para cuidar de las personas que habían sido rociadas con pimienta”, resaltó.
“Sé que los estudiantes de periodismo han sido atacados, pero siento que es más seguro para nosotros estar allí que los manifestantes”, dijo.
Universidad de California
En la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), la violencia estalló entre manifestantes pro-palestinos y contramanifestantes pro-israelíes, resultando en varios heridos y críticas hacia la actuación policial por su respuesta tardía.
El conflicto se intensificó en las primeras horas del 1 de mayo, cuando contramanifestantes intentaron desmantelar un campamento establecido por los manifestantes pro-palestinos el 25 de abril y lanzaron fuegos artificiales contra ellos.
Cuatro estudiantes reporteros de la UCLA fueron agredidos, y varios manifestantes resultaron heridos. La situación llevó al gobernador Gavin Newsom a calificar la respuesta de la policía como “inaceptable” por su limitación y demora en actuar.
“Los miembros del Campamento de Solidaridad con Gaza intentaban proteger su campamento y la barricada mientras los contramanifestantes intentaban arrancar las tablas de madera y la barricada de metal”, indicó Zoraiz Irshad, estudiante y periodista del Daily Bruin.
“Como periodistas, tenemos que permanecer neutrales. Queremos compartir los hechos”, aseguró. “Pero como estudiante, esto es algo que está dañando profundamente a nuestra comunidad, por lo que a veces es difícil mantener esa línea, pero lo estamos intentando”.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, prometió que aquellos involucrados en las acciones violentas serían identificados, arrestados y procesados. La organización estudiantil UCLA Hillel también se pronunció condenando las acciones de los contramanifestantes, aclarando que no representaban a los estudiantes judíos de la universidad
Universidad de Michigan
Una ceremonia de graduación de la Universidad de Michigan se vio interrumpida por una manifestación en favor de la causa palestina. En total, un grupo de cerca de 50 sujetos vestidos con el tradicional kufiya árabe sobre sus togas, se metió entre las filas de estudiantes de negro, azul y amarillo y entonaron sus consignas.
“Exponer, desinvertir, no pararemos, no descansaremos”, fue una de las frases que más corearon junto con mensajes como “Ya no quedan universidades en Gaza” que plasmaron en carteles y banderas.
El incidente, que afortunadamente no pasó a mayores, se saldó sin ningún arresto y no generó graves interferencias con el acto de casi dos horas, que se celebraba en el Estadio Michigan de Ann Arbor, en presencia de decenas de miles de personas.
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