Como ir a la guerra sin fusil, así se sienten los médicos de la Clínica Popular El Valle, pues los galenos no poseen los insumos necesarios para atender casos de COVID-19 en la parroquia caraqueña.
El Pitazo | Jesús Barreto
El temor a contagiarse ha obligado a 10 residentes a renunciar en las últimas cuatro semanas, mientras siguen aumentando los pacientes infectados.
“Los estaban en la clínica cumpliendo con el artículo 8. La mayoría de los que quedamos ahora somos de la nómina. Se aprovechan de nuestra situación. Está bien, necesitamos el trabajo, pero el sueldo no nos alcanza ni para una medicina. Sin las condiciones mínimas de bioseguridad para todo el equipo, ¿cómo se prestan los servicios que el paciente requiere?”, señaló a El Pitazo Edimir Blanco, enfermera del turno nocturno.
Detalló que en toda la jornada solo les entregan un par de guantes y un tapaboca por persona, violando las normas de la Organización Mundial de la Salud.
El colapso de los servicios públicos solo permite brindarle a los pacientes en los centros centinelas una sala de aislamiento, pues no hay condiciones para garantizarle un tratamiento.
“En una guardia de la semana pasada se entregó una carta donde señala que la clínica no está apta para recibir a esos pacientes. Pero por lo visto hicieron caso omiso a nuestra posición. Siguen trayendo pacientes, aunque en el área de COVID-19 no hay quien los atiendan ya que nadie se quiere meter para allá por la bioseguridad. ¿Quién nos asegura nuestro bienestar desde el momento que pongamos un pie en la clínica?”, cuestionó.
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