Más allá del tapabocas y del uso de alcohol, el coronavirus parecía que había quedado en el olvido. Al menos así sucedía en Medellín, donde nunca se vio una verdadera crisis de muertos como en Bogotá, Cali o Barranquilla.
La capital paisa aparentaba estar en plena primavera: fiestas privadas, bares llenos, restaurantes repletos de comensales con el rostro descubierto, los parques a reventar de fumadores de varios tipos. Pero la pandemia seguía ahí, y ahora se enfrentan a una ocupación casi total de unidades de cuidados intensivos –por encima del 97 por ciento– y a una serie de medidas de choque para las que no faltan las protestas.
La situación es tan complicada que después de varios meses sin ningún tipo de restricción, la Gobernación de Antioquia declaró toque de queda desde el jueves a las ocho de la noche hasta el lunes 12 de abril a las cinco de la mañana. Cada vez se escuchan más historias de pacientes que no han encontrado camas ucis disponibles y han tenido que ser trasladados a municipios como Caucasia (Antioquia) o Armenia (Quindío).
El gerente del Hospital Pablo Tobón Uribe, Andrés Aguirre Martínez, califica el panorama como “trágico” y explicó que “las ucis ya no van a estirar más, y no porque no haya equipamiento, sino porque una uci es intensiva en el número de personas que deben tener la destreza para cuidar a los pacientes. Aquí no podemos hacer como en las películas, que si el piloto se muere llaman a un pasajero para que aterrice el avión. Hay que volver a llamar al autocuidado, al uso correcto de mascarilla y al lavado de manos; hay que avanzar en el proceso de vacunación”.
Y es que el nivel de demanda de personal médico en las ucis es muy grande. Aguirre Martínez afirma que un bloque de seis camas bien atendido requiere cuatro intensivistas, 24 auxiliares de enfermería, cuatro enfermeras profesionales y cuatro terapeutas respiratorios.
Un panorama bastante difícil en un país que no ha hecho de la salud su prioridad, lo que se demuestra en que las naciones que forman parte de la Ocde tienen en promedio 4,8 camas de hospital por cada 1.000 habitantes, mientras que en Colombia esa cifra no pasa de 1,6. El panorama se hace mucho más complicado si se tiene en cuenta que la crisis puede aumentar para las próximas dos semanas, pues aún no se revela el número de contagiados debido a la cantidad de personas que salieron de paseo y fiesta en Semana Santa.
Una tragedia doble: los menores de 50 años, que se creían inmunes, son ahora una cifra bastante alta que está llegando a las ucis.
Cali, en alerta
La secretaria de Salud de la capital del Valle, Miyerlandi Torres, saca la calculadora para no equivocarse en los porcentajes. Son tantos que a veces se confunde. El tercer pico de la covid-19 tiene algo diferente a los anteriores: en esta ocasión se lleva una cuenta de vacunados por rangos, edades y dosis de los laboratorios fabricantes de los biológicos.
La semana pasada, dice, los indicadores de camas de ocupación uci subieron considerablemente. El tercer pico ya se asoma en la región. En centros asistenciales del Valle, los pacientes en unidades de cuidados intensivos pasaron del 84 al 86 por ciento, mientras que en Cali esa medición pasó del 82 al 90 por ciento.
En total, la secretaria habla de 767 pacientes en ucis, de los cuales 361 tienen afectaciones derivadas de la covid y 406 corresponden a otras patologías; aunque Torres explica que esa variable se invertirá en los próximos días, cuando se produzca el incremento de pacientes con el virus, después de lo que ocurrió en Semana Santa. Sus cálculos, asegura, están sujetos a lo que antecedió en los otros dos picos. El comportamiento es casi similar.
Por eso, la ciudad entró en una alerta naranja hospitalaria, lo que obliga a centros asistenciales a depurar camas de hospitalización en niveles de poca complejidad para destinarlas como nuevos espacios de pacientes covid. “Se está depurando el 50 por ciento de camas para atender solo patologías covid, cancelar cirugías que no sean urgentes y que puedan derivar a una uci y tener el inventario de insumos necesarios para atender estos próximos días y semanas”, afirma Torres.
Sus cuentas aún sitúan a la ciudad en un plano favorable respecto a otras principales capitales. Como una estrategia alterna, aumentaron los sitios de toma de pruebas gratis en la ciudad: ahora son 21 en diferentes puntos. “Estamos en la terminal de transportes, centros comerciales y lugares emblemáticos como el Bulevar del Río”, cuenta Torres.
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