Los enfermeros que velaron por el primer ministro británico, Boris Johnson, cuando ingresó en la unidad de cuidados intensivos por COVID-19, admitieron este jueves 23 de abril que haberse ocupado del líder conservador fue «surrealista» si bien lo trataron como a «cualquier otro» paciente.
EFE
El dirigente tory, que resultó infectado de coronavirus y tuvo que ser hospitalizado al agravarse sus síntomas, pasó varias noches en la UCI del hospital londinense de St Thomas, donde fue atendido por la enfermera neozelandesa Jenny McGee y por el enfermero portugués Luis Pitarma, cuyo trabajo el político elogió de manera particular.
Ambos sanitarios, que se mantuvieron al lado del líder británico durante 48 horas en un momento en el que «las cosas podían haber ido en cualquier dirección», en palabras de Johnson, coincidieron en que la situación fue muy particular, si bien el mandatario fue tratado como «un paciente más».
Johnson continúa recuperándose de la enfermedad en su residencia campestre de Chequers -a las afueras de Londres- junto con su pareja, Carrie Symonds, embarazada del que será el primer bebé de la pareja.
En un comunicado, el enfermero luso Luis Pitarma, de 29 años, confesó que se puso «nervioso» cuando le comunicaron que se haría cargo del primer ministro aunque reconoce que su primera conversación con Johnson hizo que se relajara.
«Le pregunté cómo le gustaría que le llamara y me dijo que le llamara Boris. Eso me hizo sentir menos nervioso porque eliminó las formalidades. Solo quería que le cuidaran como a cualquier otra persona», recordó el sanitario.
También admitió que le resultó «bastante extraño» tratar a alguien de «un perfil tan alto» como el «premier», aunque Johnson fue «un paciente como cualquier otro, una vida como cualquier otra», insistió.
«Se trató de una gran responsabilidad y le concedí el mismo respeto que le daría a cualquier otro paciente», dijo.
El enfermero reveló además que en sus charlas con Johnson le comentó que se sintió inspirado en su carrera por Florence Nightingale, la fundadora de la primera escuela de enfermería profesional en el mundo en el hospital de St Thomas, en 1860.
Por su parte, en declaraciones a una televisión neozelandesa, de las que se hacen eco los medios británicos, la enfermera McGee reconoció que la atención mediática sobre la condición de Johnson fue «lo más duro» con lo que tuvo que lidiar durante esos momentos.
La enfermera dijo que el primer ministro «fue otro paciente al que intentamos tratar lo mejor posible» y recordó que al terminar sus turnos cada noche le parecía «muy surrealista» escuchar las noticias sobre la evolución del político en la radio de su coche.
El Reino Unido ha registrado hasta la fecha un total de 18.100 fallecidos en hospitales por COVID-19 tras sumar ayer otros 763 muertos, según las últimas cifras oficiales divulgadas por el Ministerio de Salud.
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