Las desgarradoras imágenes de decenas de cadáveres de personas que murieron por coronavirus abandonados en las calles de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, a la espera de ser sepultados, inspiraron a un empresario de Colombia a diseñar camas hospitalarias de cartón convertibles en ataúdes.
Reuters
El sistema de salud de Colombia hasta ahora no ha sido colapsado por los pacientes de COVID-19, a diferencia de lo que sucedió en otros países en donde la crisis sanitaria se agravó por escasez de ataúdes y demoras en la inhumación o cremación de las personas fallecidas.
Preocupado por el deficiente sistema de salud de Colombia, con hospitales con pocas camas para recibir pacientes, Rodolfo Gómez, gerente de una empresa de diseño y fabricación de material publicitario para puntos de venta en supermercados, comenzó a concebir el proyecto.
“Afortunadamente somos una compañía con una capacidad de resiliencia grandísima e innovación” dijo a Reuters Gómez, un publicista de 44 años. “Lo que hicimos es poner esa misma creatividad y esa innovación que ponemos usualmente hacia los clientes, hacia el sector salud”.
“Vimos lo que estaba pasando en Ecuador, que estaban sacando a sus familiares a las calles ya fallecidos y eso nos causó una impresión grandísima, y de esa forma dijimos que lo que está sucediendo también es que los servicios funerarios están colapsando con la pandemia, entonces empezamos a desarrollar así mismo que la cama se pudiera convertir en ataúd”, recordó.
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El proyecto comenzó a desarrollarse en medio de la parálisis obligatoria de cinco semanas que enfrentó su empresa ABC Displays por la cuarentena nacional decretada por el Gobierno para contener la expansión del coronavirus, que ha dejado más de 18.330 personas contagiadas y 652 muertas en Colombia.
DISEÑO VERSÁTIL
La empresa reanudó actividades recientemente amparada en las excepciones que concedió el Gobierno al sector de manufacturas.
Las camillas de cartón tienen un diseño acorde a las medidas estándares de las camas hospitalarias, con barandas metálicas de protección y ruedas con frenos que permiten inclinar al paciente.
Adicionalmente, resisten un peso de 150 kilos, cuestan entre 92 y 132 dólares -un 40% menos que una tradicional de baja gama-, son biodegradables, se pueden desinfectar fácilmente y el material garantiza rapidez en la fabricación y entrega.
Su bajo costo permitiría a alcaldías y gobernaciones dotar con camas los desprovistos hospitales de apartadas regiones.
Pero su principal característica es que pueden transformarse en ataúdes de bajo costo si uno de los pacientes que la esté utilizando fallece, lo que también reduce el riesgo de contagio para el personal de la salud.
“Una vez el cadáver está preparado se convierte en ataúd, se tapa. Como un gran beneficio, el personal que esté alrededor no es expuesto a riesgo biológico”, aseguró Gómez en su fábrica de la zona industrial de Bogotá, que tiene capacidad de producir 3.000 camas al mes.
Las primeras unidades producidas serán donadas al hospital de Leticia, la capital del selvático departamento del Amazonas, una de las ciudades más golpeadas por la pandemia y que adicionalmente enfrenta un déficit de camas.
El innovador diseño ya despertó interés en Perú, Chile, Brasil, México y Estados Unidos. Gómez perfecciona detalles para las que podrían ser sus primeras exportaciones, una tabla de salvación para su compañía de 80 empleados en medio de la crisis económica que vive Colombia.
“De alguna manera nos está dando una luz para poder seguir con la operación normal, porque las grandes compañías han mermado su inversión en puntos de venta”, concluyó.
Reuters
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