El canciller de Argentina Felipe Solá y el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, Edward Prado, sostendrán un encuentro este jueves en el que abordarán diversos temas entre ellos, la crisis de Venezuela.
El Clarín | Natasha Niebieskikwiat
La polémica defensa del régimen de Nicolás Maduro que hizo el embajador argentino ante la Organización de Estados Americanos, Carlos Raimundi, fue creciendo tanto en volumen que el jueves, en un encuentro con los socios de la American Chamber (AmCham), el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Kevin O’ Reilly dio una opinión contundente sobre los dichos del funcionario argentino en Washington.
«Fueron un poco tristes los comentarios del representante de la Argentina. Cuando uno tiene un poco de gris en el pelo, puede recordar un momento en el que la Argentina llamó al respeto a la institucionalidad democrática. Eso es lo único que realmente piden los venezolanos. Las fuerzas democráticas de Venezuela enfrentan una situación dificil”, dijo el funcionario estadounidense agregando más críticas a los dichos de Raimundi, que fueron rechazados por todo el arco opositor pero también generaron incomodidad en la Cancillería, al punto que la obligó a sacar un comunicado en el que se buscó a clarar una posición que sigue siendo confusa.
Raimundi había pedido el martes no «estigmatizar» a Venezuela porque «ha sufrido un fuerte asedio de intervencionismo»,
«Hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones a los derechos humanos en determinados países», afirmó en su alocución en el Consejo Permanente de la OEA, que monitorea la situación política del régimen populista de Maduro. Allí, Raimundi recalcó que Argentina «no hace una lectura ideológica de los derechos humanos».
Nos centramos en la persona que sufre No son los derechos humanos para mi país un instrumento para tomar una posición ideológica», dijo de una manera por la que pronto se interpretó que la el Gobierno argentino no apoyará el informe que una misión especial de la ONU elaboró en Ginebra donde se sentenció que Maduro y varios de sus ministros cometieron «crímenes de lesa humanidad», que son autores y ejecutores de los mismos.
Tanta polémica hubo que la Cancillería -donde había molestias por las expresiones de Raimundi, que no es diplomático sino embajador político- sacó un comunicado para señalar que «no ha cambiado su posición respecto a Venezuela», después de que las palabras de su representante en la Organización de Estados Americanos (OEA) sembraran dudas al respecto en otras delegaciones de países miembros.
«La posición argentina con respecto a la situación en Venezuela es seguir apoyando la necesidad de que se restablezcan plenamente las instituciones democráticas», indicó el responsable de Relaciones Exteriores de la Cancillería argentina, Pablo Tettamanti, en un comunicado. En el escrito, expresa que «el Gobierno de Venezuela tiene responsabilidad en el pleno respeto a los derechos humanos e incluso en hacer todo lo que está a su alcance para hacer que no sean violados ni por la acción propia ni por la acción de otros».
«Hemos manifestado -al igual que el Grupo de contacto del que formamos parte hace pocos días- nuestra gran preocupación por las graves violaciones de los DDHH que se reportan tanto en el informe de la Alta Comisionada como en el de los expertos independientes», recalcó Tettamanti. Asimismo, aseveró que trabajan para «fomentar en Venezuela elecciones libres, justas y creíbles».
Sin embargo, el Gobierno, que apoyaba las elecciones que quiere impulsar Maduro a las que se niega una parte de la oposición, ahora también fueron criticadas por la Unión Europea, «socia» de Argentina en el Grupo de contacto.
Con información El Clarín
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