Los principales científicos de dentro y fuera del gobierno siempre dijeron que la meta no era realista.
Las predicciones del presidente Donald Trump de que habría una vacuna para el coronavirus antes de las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos no se materializarán.
Steve Baragona| La Voz de América
El viernes, la farmacéutica Pfizer anunció que no buscaría una autorización de emergencia para lanzar su vacuna hasta finales de noviembre.
Otras dos de las vacunas más promisorias están en suspenso y una cuarta no es probable que arroje resultados hasta fines de año.
Trump ha dicho repetidamente que una vacuna estaría disponible para muchos antes de la elección, bajo el programa de la administración Operation Warp Speed (“Operación a la Velocidad de la Luz”), creada para acelerar el desarrollo de una vacuna.
Los principales científicos de dentro y fuera del gobierno siempre dijeron que la meta no era realista.
Aceptando ese punto a principios de este mes, Trump lo atribuyó a la política, sin explicación.
«Pienso que debíamos tenerla antes de la elección”, dijo Trump en un video por Twitter poco después de ser dado de alta del hospital tras su tratamiento por COVID-19. “Pero, francamente, la política se involucra y eso está OK, ellos quieren jugar su juego. Todo estará bien después de la elección”.
Seguridad primero
En un comunicado el viernes, el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, dijo que la compañía sabría para fines de octubre si la vacuna funciona, pero no cumplirá su meta de seguridad hasta finales de noviembre.
«La seguridad es, y seguirá siendo, nuestra primera prioridad”, escribió Bourla.
La vacuna de Pfizer es una de varias que están siguiendo un método nuevo de inmunización. En lugar de inyectar a los pacientes con un virus muerto o debitado, o un pedazo del germen, la vacuna contiene instrucciones genéticas para una parte del coronavirus. El cuerpo del paciente recibe las instrucciones, conocidas como mRNA, y produce el fragmento del virus. El sistema inmunológico responde al fragmento, preparando al cuerpo para combatir el virus real.
Pfizer está colaborando con la firma de biotecnología alemana BioNTech, que produjo las instrucciones genéticas a prueba en la vacuna. Casi 40.000 pacientes están participando en los test clínicos hasta ahora.
Antes que la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos considere una autorización de uso de emergencia, la compañía necesita supervisar al menos a la mitad de los pacientes por dos meses después de la última dosis para observar efectos secundarios.
«Calculamos que llegaremos a ese punto en la tercera semana de noviembre”, dijo Bourla.
Otra vacuna que usa la tecnología mRNA, de la compañía Moderna, también espera resultados para fines de noviembre.
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