De este modo garantizan obtener ingresos y abastecer a la ciudadanía, especialmente durante la cuarentena social. No quieren perder los alimentos que cultivan con esfuerzo y pese a la escasez de otros insumos de producción, reseñó El Pitazo.
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La escasez de gasolina y los altos precios en el mercado negro (un litro puede costar UDS 2,00) les impiden trabajar como es debido.
“Perdí una cosecha de repollos, porque no hubo cómo sacarlo de la finca, no hubo a quién vendérselo por la falta de gasolina y transporte. Prácticamente está todo dolarizado, sobrevivimos, porque no hay gasolina ni para regar los cultivos. Hemos optado por comprar gasolina y está en dos dólares por litro. Eso nos afecta bastante, nos preocupa qué va a comer la gente», dijo Jorge Rumbos, ingeniero y agroproductor de El Cucharito
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