Antes de que la clínica se quedara sin oxígeno, Maria Auxiliadora da Cruz había mostrado alentadores signos de progreso contra la covid-19.
Por BBC
El 14 de enero, sus niveles de oxígeno habían estado por encima del nivel normal del 95%, pero pocas horas después de haber sido privada de ese recurso vital, sus niveles cayeron al 35%.
En esta instancia, a los pacientes normalmente se los intuba y se les suministra oxígeno a través de una máquina. Esto no ocurrió con esta enfermera jubilada de 67 años, que falleció.
«Fue horrible», dice su nuera Thalita Rocha. «Fue una catástrofe. Muchos pacientes ancianos comenzaron a deteriorarse y ponerse azules».
En un emotivo video que se viralizó en las redes sociales, Rocha describió lo que sucedía en la Policlínica Redenção en la ciudad de Manaos, en el norte de Brasil.
«Estamos en una situación desesperada. Toda una unidad de emergencia simplemente se ha quedado sin oxígeno … Mucha gente está muriendo».
Rocha le dijo al Servicio Brasileño de la BBC que diez personas en la sala de guardia murieron ese día y que cree que su suegra podría haber sobrevivido.
«Ella no murió de covid. Lamentablemente, falleció por la falta de oxígeno».
Brasil tiene el segundo mayor número de decesos por covid del mundo, con más de 219.000 muertos.
En Manaos, el sistema de salud de la ciudad colapsó dos veces durante la pandemia y las muertes se duplicaron entre diciembre y enero, lo que llevó al gobierno local a anunciar planes para 22.000 nuevas tumbas.
Pero los hospitales y clínicas de Brasil no son de ninguna manera los únicos que luchan por conseguir suministros de oxígeno.
En México, donde más de 152.000 personas han muerto por la pandemia, ha habido informes de ladrones que se llevaron cilindros de oxígeno de hospitales y clínicas.
En un caso, dos hombres fueron arrestados luego de que un camión cargado con cilindros de oxígeno robados fuera encontrado al norte de Ciudad de México.
A principios de este mes, aparecieron videos que denunciaban la escasez de oxígeno en al menos dos hospitales en Egipto.
En uno, un hombre filmó camas cubiertas con mantas en el hospital al-Husseiniya en la gobernación nororiental de Sharqia y afirmó que «todos en la UCI han muerto».
Las autoridades egipcias dijeron que cuatro pacientes habían muerto debido a condiciones crónicas preexistentes, no por falta de oxígeno, y han negado rotundamente que haya problemas de suministro.
Pero informes de incidentes similares en varios países han puesto de relieve la presión sobre los gobiernos para que proporcionen este tratamiento básico que permite salvar vidas.
«Crisis de oxígeno»
La organización dice que no tiene datos específicos por país, pero agrega que algunos hospitales han visto aumentar la demanda de oxígeno entre cinco y siete veces los niveles normales debido a la afluencia de pacientes con enfermedades graves y críticas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cinco pacientes con covid-19 requerirá oxígeno. En casos severos, esto aumenta a tres de cada cinco.
PATH, una organización mundial sin fines de lucro que ayuda a varios gobiernos a responder a la pandemia, encontró que la demanda de oxígeno «aumentó dramáticamente» en 2020 debido a la afluencia de pacientes con hipoxemia (bajos niveles de oxígeno en la sangre) por la covid-19.
«Necesitamos pensar en el oxígeno tanto como pensamos en la electricidad, el agua u otros servicios básicos», dice Lisa Smith, del programa de dinámicas de mercado de PATH.
«Esto no puede ser algo que solo nos preocupe cuando está mal, porque cuando está mal, la gente se muere».
Actualmente, se necesitan cerca de 1,5 millones de cilindros de oxígeno todos los días en países de ingresos bajos y medianos para hacer frente a la demanda adicional generada por la pandemia, según una herramienta interactiva creada por PATH para rastrear las necesidades de oxígeno.
Esta herramienta digital ayuda a estimar la escala del desafío para quienes se encargan de formular políticas y fue desarrollada por el proyecto Covid-19 Respiratory Care Response Coordination que incluye a PATH y a Every Breath Counts (Cada respiración cuenta), una asociación público-privada que aboga por un mejor suministro de oxígeno en países de ingresos bajos y medianos.
«Existe una crisis de oxígeno en el África subsahariana, Asia y América Latina», dice Leith Greenslade, de Every Breath Counts.
«Los países no se dan cuenta de la cantidad de oxígeno que necesitan los pacientes con covid-19: algunos requerirán diez, veinte veces más oxígeno del que necesitaría un paciente normal que necesita oxígeno».
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