En medio de la crisis por el coronavirus, muchas ciudades del sur de la Florida tomaron medidas drásticas durante el fin de semana sobre el número de personas que se podían reunir en lugares públicos, al tiempo que les ordenaban a restaurantes limitar la cantidad de clientes y las horas de apertura, mientras decidían cerrar las playas para combatir la propagación del virus.
Por Martin Vassolo – David Ovalle / El Nuevo Herald
Un día después, el presidente Donald Trump sugirió que las reglas tenían que ser más estrictas: las reuniones no debían tener más de 10 personas.
El anuncio del lunes dejó a gobiernos y negocios del sur de la Florida discutiendo sobre cuáles serían las medidas que deben tomarse para frenar la pandemia que con enorme rapidez está afectando la vida diaria y la economía de todo el mundo.
La ciudad de Miami dio el primer gran paso el lunes por la noche, y el alcalde Francis Suárez le dijo al Miami Herald que la ciudad planea cerrar los restaurantes y bares, permitiendo solo recogidas, recogidas en la ventanilla y entregas a domicilio.
“Seguiremos el modelo de Dallas y Los Angeles”, dijo Suárez en un video.
Ya en horas de la noche del lunes, era evidente que los cierres podrían abarcar gran parte del condado. Una fuente le dijo al Miami Herald que tanto Miami Beach como el Condado Miami-Dade anunciarán medidas similares, y cerrarían restaurantes, cafeterías, clubes nocturnos, teatros y gimnasios. El anuncio tiene programado hacerse en una conferencia de prensa con líderes de Miami Beach en Joe’s Stone Crab, el icónico restaurante de Miami Beach, y en ella participará un representante del Café Versailles, uno de los restaurantes más famosos de Miami.
Sin embargo, en momentos en que la Florida se preparaba el martes para las primarias presidenciales, todavía no se sabía con certeza de qué forma las medidas —aunque más estrictas, no obligatorias— se pondrán en práctica en el sur de la Florida y en el resto del estado.
El lunes, hablando en una conferencia de prensa, el gobernador Ron DeSantis, dijo que quería más tiempo para evaluar la situación. DeSantis reconoció que las áreas con sitios muy populares debían cerrarse por completo, pero no se decidió aún a respaldar los cierres casi totales como han hecho ciudades como Nueva York, Chicago y Los Angeles.
“Al final del día, manejaremos esta situación de una forma más elaborada”, dijo DeSantis. “No vamos a entrar en pánico”.
En anteriores medidas que sugirieron autoridades federales de salud pública se estableció el límite a grupos de 250 personas, y luego la cifra se redujo a 50 personas con pocas explicaciones. Trump, citando nuevas medidas nacionales que buscan frenar la propagación del virus que provoca la enfermedad del COVID-19, dijo que los norteamericanos también deberían parar discretamente los viajes y mantenerse alejados de cafeterías, restaurantes y bares durante por los menos los próximos 15 días. De igual modo, dijo que la crisis podría durar hasta julio o agosto.
En Coral Gables, la ciudad todavía no estaba lista para cerrar los restaurantes, heladerías y cafeterías de la céntrica zona de Miracle Mile. La ciudad ya está obedeciendo la orden del condado de cerrar bares, clubs y restaurantes a las 11 p.m., sin entregas a domicilio ni recogidas de comida disponibles después de esa hora.
“Espero no tener que tomar las medidas que mencionó hoy el presidente”, dijo el vicealcalde de Coral Gables Vince Lago, quien luego reconoció que la ciudad quizás tenga que hacerlo si la cantidad de personas representan una amenaza.
Suárez dijo que la ciudad también podría cerrar clubs nocturnos, teatros, gimnasios y estudios para mantenerse en buen forma física, siguiendo así medidas similares que se tomaron en Dallas y Los Angeles. Suárez agregó que los funcionarios de la ciudad están ultimando los detalles antes de dar la orden de manera oficial. Es probable que a los dueños de negocios se les dé un día más para poder preparar las operaciones de entregas y recogidas.
Los restaurantes de toda la región se preparan para enfrentar impactos devastadores.
Para Flanigan’s, la popular cadena de restaurantes familiares, el plan es obedecer las reglas local y cerrar las puertas si la cantidad de público amenaza los nuevos limites que imponen las autoridades. Un típico restaurante Flanigan’s tiene capacidad para unas 200 personas, de modo que el restaurante solo le permitiría la entrada a los primeros 100 clientes, dijo Jim Flanigan, director ejecutivo de la compañía.
“No estoy seguro todavía de la demanda”, dijo el lunes Flanigan en un mensaje de texto, quien luego agregó que piensa mantener el personal completo aunque bajen las ventas.
Cuando se le preguntó por la solicitud de la Casa Blanca, Flanigan dijo: “Me parece que es el paso correcto a dar. Nos podríamos convertir en un restaurante de entregas y recogidas”.
El efecto de la propagación del COVID-19 siguió en la Florida el lunes por la noche cuando las autoridades de salud anunciaron que en la actualidad160 personas han sido diagnosticadas con la enfermedad. Hasta el momento, cinco floridanos han muerto a causa del COVID-19. Se cree que esos números continuarán aumentando. En todo el mundo, según reportó la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos confirmados ha aumentado a 167,511, incluyendo 6,606 muertes.
La pandemia no entorpecerá la votación de las primarias de la Florida el martes, aunque otros estados han pospuesto sus elecciones.
“La Florida votará en las elecciones de mañana”, dijo el lunes la secretaria de Estado Laurel Lee. “Estamos confiados de que los votantes de la Florida pueden acudir de forma segura a las urnas y votar”.
El lunes, la bolsa de valores de Estados Unidos experimentó su peor día en décadas, cuando el S&P 500 cerró casi 12 por ciento por debajo, en momentos en que cada vez resulta más claro que la economía mundial se encamina hacia una recesión.
Los estragos económicos ya se están sintiendo en la Florida, donde los diferentes gobiernos están cerrando negocios y sitios históricos que le son sumamente familiares tanto a los residentes del estado como a los visitantes.
En Orlando, Universal Orlando informó que cerraría Universal CityWalk a la medianoche del lunes, y todos los hoteles de Universal Orlando Resort a las 5 p.m. del viernes. De igual modo, Disney anunció el lunes que todos sus parques de Disney World cerrarían con el fin de controlar la propagación del virus.
El domingo, el Condado Miami-Dade anunció que obligaría a bares, restaurantes y clubs a cerrar a las 11 p.m., y limitaría el número de clientes en los restaurantes a 250 personas. Miami Beach y Fort Lauderdale cerraron sus playas públicas, y le ordenaron a los negocios que no son esenciales a cerrar sus puertas a las 10 p.m.
“Aunque aún no hemos impuesto un cierre total de lugares públicos, no se descarta que lo hagamos en un futuro”, dijo el lunes el alcalde de Miami Beach Dan Gelber.
Los cierres se han multiplicado por todo el sur de la Florida.
El lunes, Hollywood cerró su popular playa y malecón de madera, mientras en carritos de golf, la policía usaba megáfonos para alejar a los que caminaban y se desplazaban en bicicletas.
Por su parte, en Key West, la ciudad cerró el icónico Southernmost Point, y la celebración de la puesta de sol en la Plaza Mallory a los visitantes.
De igual modo, las autoridades han comenzado a limitar cuándo las personas podrían estar en lugares públicos. Key Biscayne se convirtió en la primera ciudad de Miami-Dade en emitir un toque de queda, prohibiéndole a las personas estar en la calle entre las 10 p.m. y las 5 a.m.
El lunes, la Guardia Nacional ya había empezado a trabajar con hospitales del Condado Broward para buscar lugares donde establecer laboratorios móviles de pruebas con el fin de aumentar los exámenes diagnósticos para detectar el virus.
El lunes, Trump le pidió a las autoridades locales que trataran de buscar por su cuenta equipos de respiración artificial, y otros dispositivos para salvar vidas, en vez de tener que depender del gobierno federal. DeSantis defendió lo dicho por Trump, y dijo que los funcionarios de la Florida ya estaban tratando de comprarle equipos directamente a los fabricantes.
El estado ya ha comprado dos millones de agujas, por ejemplo, dijo el gobernador.
“Lo que el Presidente dijo es tiene sentido”, dijo DeSantis.
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