Noviembre ha traído noticias optimistas sobre las vacunas que están produciendo las empresas de biotecnología Moderna y Pfizer/BioNTech. Ambas utilizan una tecnología nueva, la del ARN mensajero (ARNm). Al tratarse de moléculas lábiles, se enfrentan al mismo desafío: deben almacenarse a temperaturas muy frías.
Recordemos que las más de 180 candidatas a vacunas contra el SARS-CoV-2 están basadas en diferentes plataformas de síntesis (Figura 1). Unas optaron por usar virus SARS-CoV-2 completos inactivados que no pueden multiplicarse. Otras decidieron usar la técnica de vectores con virus no-replicativos: el virus se modifica genéticamente para reducir su virulencia e impedir que se replique. Estos tipos de vacunas, que siguen el modelo clásico, son las más comunes y se usan para desarrollar las dosis contra la gripe, el sarampión o el ébola.
Por su parte, Moderna y Pfizer/BioNTech han ensayado y puesto a punto un tipo de vacuna inédito que utiliza un fragmento pequeño del ARN mensajero del virus (ARNm) para convertir las células de un paciente en fábricas que producen una proteína del coronavirus, concretamente la que forma las espigas con las que el virus penetra en nuestras células.
La secuencia de ARNm vírico inyectada mediante la vacuna no basta para causar el daño que haría un virus completo, pero es suficiente para que nuestro sistema inmunológico aprenda a reconocerla y sea capaz de desatar una respuesta inmune para combatir futuras infecciones. Al detectar la secuencia de la proteína espiculada, nuestro sistema inmunológico produce anticuerpos y estimula a las células T, los linfocitos producidos en el timo cuyo principal propósito es identificar y destruir a las células infectadas.
Lea la nota completa en The Conversation
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.