Recientemente han aparecido algunas noticias en las que se duda de la eficacia de las denominadas mascarillas de tela. Antes de entrar en materia sobre la eficacia de las mismas, conviene clarificar que todas las mascarillas están hechas de fibras (o hilos), que forman telas. Por lo tanto, técnicamente, todas las mascarillas son de tela.
Cuando las observamos a simple vista, algunas de ellas pueden parecer de plástico o papel. Sin embargo, con una lupa de pocos aumentos podríamos apreciar fácilmente que están formadas por fibras enmarañadas formando una tela. Si no tuvieran esta estructura, tendrían una porosidad insuficiente para facilitar la respiración.
¿Qué son realmente las mascarillas de tela?
Las mascarillas se pueden clasificar de dos formas diferentes: según el números de usos (de un solo uso o reutilizables) o en función del uso final recomendado (EPI, quirúrgicas e higiénicas).
Las EPI y las quirúrgicas son, en general, de un solo uso. Las higiénicas suelen ser reutilizables hasta un número de lavados determinados.
En adelante, cuando hablemos de mascarillas higiénicas reutilizables nos referiremos a las conocidas como mascarillas de tela. Estas mascarillas están reguladas por una norma y deben cumplir con dos requisitos técnicos básicos: eficacia de la filtración y respirabilidad.
Las mascarillas que no cumplen esta normativa se consideran caseras, no siguen ninguna regulación y, por tanto, no tenemos conocimiento de su nivel de protección frente al virus.
Lo que importa es el nivel de protección
La clasificación de las mascarillas en función del grado de protección la podemos relacionar con la capacidad de filtración. Así, se distinguen:
- Mascarillas tipo EPI: clasificadas como FFP1, FFP2 y FFP3 según sea su nivel de filtración de partículas en suspensión (78 %, 92 % o 98 % respectivamente).
- Mascarillas quirúrgicas del tipo I o II: con niveles mínimos de eficacia de filtración bacteriana de 95 % y 98 % respectivamente.
- Mascarillas higiénicas: que pueden ser de un solo uso o varios usos (reutilizables), con niveles mínimos de filtración bacteriana de 95 y 90 % respectivamente.
Es muy importante entender claramente el significado de los grados de filtración y cómo se están midiendo.
En las mascarillas tipo EPI se mide la capacidad de filtración de partículas de más de 0,3 micras, mientras que en las quirúrgicas e higiénicas se determina la eficacia de filtración bacteriana (partículas mayores de 3 micras). Por lo tanto, las de tipo EPI presentan una alta capacidad de filtración frente a partículas unas 10 veces más pequeñas que el resto de mascarillas.
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