Cinco docentes abordados por Radio Fe y Alegría Noticias dijeron tener dudas de vacunarse contra la COVID-19. Ellos han sido seleccionados como el segundo grupo en ser inmunizado en Venezuela, después del personal sanitario.
Eudo Torres | Radio Fe y Alegría Noticias
La duda no parte de los posibles efectos secundarios, sino como algún tipo de presión que pueda recaer sobre ellos, en el que los obliguen a trabajar aun con sus carencias en Delta Amacuro.
«No tenemos comida en casa, no tenemos gas, el sueldo no alcanza, no hay efectivo ni transporte, creo que la lista sigue, y esto es lo que realmente nos preocupa», dijo José Medina, un docente que, previo a la pandemia, apenas iba a su trabajo tres veces a la semana.
Safira Rojas coincide con su colega y lamentó no poder priorizar su vocación de educar, porque asegura es lo que la llena, «pero sin un buen sueldo ese amor no dura, si nos van a vacunar, bien, pero qué va hacer uno con hambre en un salón», dijo Rojas.
Sumando ambos sueldos, apenas llegan a 6 millones de bolívares, unos 3 dólares. Un empaque de harina vale 2 dólares. Entre los dos solo lograrían adquirir un harina y media.
Ellos se dedican a trabajos extra. Safira trabaja de doméstica y su colega José Medina sembrando y cosechando en una finca de Isla de Guara.
El resto de los abordados dijo recibir ayuda de familiares que están fuera de Venezuela y venden «cualquier cosa en la casa».
A los docentes abordados les preocupa más el hambre que el poder vacunarse o no. “Ambas cosas nos podrían matar igual”.
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