La crisis económica generada por la pandemia de la COVID-19 golpea también a la lucha libre mexicana, que tiene el riesgo de perder a una de sus arenas más emblemáticas por la falta de funciones desde mediados de marzo.
Rodrigo Corona / EFE
Lejos de los reflectores de la grandes empresas de lucha libre como la estadounidense WWE que reportó un incremento en sus ganancias en un 60 por ciento en los primeros cuatro meses del año en comparación a 2019 -291 millones más-, en México el negocio de los estetas independientes va a la baja.
La Arena Adolfo López Mateos, con casi 53 años de edad -la lucha libre en México tiene 86 años-, está a punto de cambiar de giro y dejar sin trabajo a por lo menos 50 luchadores después de la pandemia.
Este recinto, apadrinado por el Santo -la principal imagen en el mundo de la lucha libre mexicana-, organiza funciones con un tope máximo 300.000 pesos (8.198 dólares) de los que recupera sólo 60.000 pesos (2.457 dólares).
Héctor Guzmán, el dueño, explicó a Efe que el principio de año siempre es complicado por la baja asistencia de aficionados que vienen de hacer gastos en diciembre. Sin embargo, sabe que en mayo, mes de su aniversario, se recuperan.
«Pensar en mayo era pensar en el aniversario, la forma de recuperar los meses de las bajas entradas. Es nuestra función especial del año, en la que más ingresos tenemos porque presentamos al mejor cartel», explicó a Efe Guzmán.
La López Mateos, ubicada en Tlalnepantla, Estado México, ha sido sede de eventos de la dos principales empresas de lucha libre mexicana: el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) y la AAA, además de cobijar a promotoras independientes y ser sede de la Alianza Universal de Lucha Libre, propiedad de Guzmán.
Inaugurada en 1967 y con capacidad para 1.450 espectadores, en ella han pasado nombres legendarios como el Rayo de Jalisco, Gori Guerrero y Blue Demon padre, entre otros.
«La López Mateos ya traía un rezago antes de la pandemia. No teníamos éxito en las funciones, teníamos bajas entradas y se vivía al día. Pensábamos que nos íbamos vamos reponer en marzo, pero se cancelaron los eventos hasta junio, es el peor momento en la historia de la arena», agregó Guzmán, quien lleva 47 años en la lucha libre.
Guzmán ideó la forma de pedir 110.000 pesos mediante una fondeadora por internet -donadora.org- para conseguir el 50 o 60 % de esta cantidad con la que podrían sobrevivir dos meses y reprogramar su aniversario.
«Propondría que después de esta pandemia los luchadores se redujeran el 50 por ciento de su salario. Hago una gran función después de esta contingencia y aunque sea un buen cartel no meto ni 500 personas», lamentó el empresario.
Cuando se detuvo la lucha libre, el CMLL decidió suspender sus funciones, mientras que AAA mantiene un proyecto a puerta cerrada con una limitada cantidad de luchadores.
Pero los gladiadores independientes, que no tienen contratos con estas empresa y ganan por función, se encuentran sin trabajo. Son pocos los elementos que cobran entre 30.000 y 50.000 pesos por combate, la mayoría vive al día.
Octagón, quien pertenece a la ola de los años 90 cuando apareció AAA y revolucionó el producto al llevarlo a la televisión, reparte a sus compañeros despensas.
El llamado ‘Amo de los ocho ángulos’ preside la Asociación Nacional de Luchadores Independientes, lo más cercano a un sindicato con fuerza ya que cuenta con 100 elementos.
«En el gremio de la lucha libre no estábamos preparados para una pandemia. Después de esto mis compañeros deben darse cuenta de la importancia de ahorrar, en situaciones como ésta les pega muy fuerte», explicó el nacido en Veracruz.
El ex compañero de La Parka reveló que perdió 15 funciones programadas, mas cuenta con una ‘caja chica’ de la que se mantiene.
Octagón actualmente es promotor con su empresa Legado Dragón. Tras su salida AAA, con la que disputó su nombre ante las autoridades, el mexicano optó por crear la Asociación en la que brinda asesoría legal gratuita y atención médica e incluso servicios funerarios a bajo precio a sus miembros.
«Los luchadores estrellas debemos ayudar cuando termine esta contingencia. Ver de qué forma ayudamos a los promotores con menores sueldos para que se restablezca el negocio», agregó.
Lady Apache, de las primeras luchadoras en imponerse a finales de los años 80 a un bloqueo a las mujeres por parte de las autoridades capitalinas, combate de forma independiente México y pertenece a la empresa Pro Wrestling Revolution en Estados Unidos.
«Esta pandemia me afectó económicamente. Vivo en casa de mis papás con dos de mis hijas y no hay necesidad de pagar renta, pero tengo otros gastos como la luz y el agua. Mi empresa me redujo mi salario en un 40 % y no lucho desde el 23 de marzo», contó.
Apache encabeza a la Fundación Equidad y Dignidad Lucha Libre Femenina A.C, desde la que busca terminar con las prácticas machistas del deporte espectáculo y conseguir mejores condiciones laborales.
«Los luchadores deberían darse cuenta que se necesita un sindicato con fuerza para buscar que los promotores asegurasen a los elementos. Merecemos tener una seguridad social digna», concluyó la gladiadora con más de 30 años de trayectoria.
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