En tiempos del coronavirus, las firmas Hermès y Vivienne Westwood mostraron este sábado en la Semana de la Moda de París que la pasarela no es solo un lugar de tendencias sino un escenario donde ofrecer al público una conexión cultural, como defendieron en sus desfiles.
EFE
Con un desfile a tres tiempos, entre Nueva York, París y Shangai, transmitido en directo en la web de la Federación francesa de Alta Costura y Moda, Hermès puso sobre la pasarela danza y ropa.
Vestidas como un colectivo de musas del siglo XXI, con jerséis de punto ajustados al cuerpo, faldas fluidas a media pierna y botas de tacón, en un cálido marrón chocolate, un grupo de bailarinas danzaba en un teatro neoyorquino entre bambalinas naranjas, el color de Hermès.
De ahí, el directo pasó a París, la ocasión de descubrir la nuevas propuestas para el otoño-invierno 2021/2022 de la firma, donde predominaron los marrones, negros, blancos y calderas en piezas sobrias y rectilíneas.
Además de algunos estampados geométrico discretos sobre pantalones y jerséis, el «lurex» se impuso en jerséis y vestidos con mangas amplias y aire bohemio.
Vaqueros de talle alto se convirtieron en el nuevo pantalón de sastrería, combinados con chaquetas bombachas y boleros, en un «look» moderno y arreglado.
En paralelo, las faldas de piel a media pierna completan una silueta que bebe del clasicismo y el minimalismo, con algún brochazo de años 1970.
Al medio centenar de modelos que salieron a la pasarela desde París, siguió un espectáculo de danza desde Shangai, en un juego de movimientos entre el cuerpo de los bailarinas y unas sencillas cajas de madera pintadas de naranja. Una buena forma de aliar cultura y moda, sobre todo cuando los franceses llevan más de cuatro meses sin poder pisar un teatro o un museo.
«MAYFAIR LADY»
También particularmente artística fue la colección de la más iconoclasta de los diseñadores británicos, Vivienne Westwood, que renovó el célebre musical de «My Fair Lady» con una singular interpretación desde su tienda en el aristocrático barrio londinense de Mayfair.
El vídeo comenzó con el recital de una modelo que vestía un vestido de palabra de honor con un triángulo invertido en forma de corsé y falda bordada en «jacquard».
Después, dos hombres, uno de ellos el director creativo de la marca, Andreas Kronthaler, llevando larguísimos abrigos militares y prendas deportivas, cantaban algunas de las canciones más conocidas de esta comedia musical de los año 50.
Por último, Westwood cantó desde la vitrina de su tienda en este barrio, recientemente renovada, vestida con un mono de vinilo negro, camisa de cuello romántico y botines con brillantina.
En Westwood, la moda es ella misma.
Esta presentación se enmarca en la serie de discursos que la modista ofrece cada viernes en su página de Instagram con el lema «Save the world» (salva el mundo). Allí habla de sus preocupaciones y sus actividades como militante, pero también lee poesía y comparte música.
«Sólo la costura (entendida como alternativa a la producción masiva de prendas) es una alternativa sostenible cuando es vendida a su auténtico precio», explica la diseñadora este sábado en una entrevista en «Vogue Paris».
En ella, cuenta que su vida durante el confinamiento se basa en «militar», elaborar su «estrategia para salvar el mundo» y «cocinar».
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