Catorce de los 15 pacientes con COVID-19 grave que fueron tratados con una droga muy conocida no requirieron soporte de oxígeno al cabo de una semana de tratamiento y fueron dados de alta del hospital, según los resultados de un nuevo estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Se trata del fenofibrato, un medicamento oral usado a menudo para tratar el colesterol y otras enfermedades metablólicas, de bajo precio y aprobado por la FDA en 1975. Ahora está siendo estudiado por el equipo dirigido por el profesor Yaakov Nahmias de la Universidad Hebrea de Jerusalén, que llevó a cabo el estudio en el Centro Médico Barzilai de Israel en coordinación con el jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas, el profesor Shlomo Maayan.
Los 15 pacientes tratados tenían neumonía y habían requerido soporte de oxígeno. También eran mayores con múltiples comorbilidades, que iban desde diabetes y obesidad hasta hipertensión arterial. Además de la atención estándar, los pacientes recibieron 145 mg diarios de fenofibrato durante 10 días. “Los resultados fueron drásticos”, dijo Nahmias sobre el estudio cuyos resultados se publicaron en Researchsquare y actualmente se encuentran bajo revisión por pares.
“Los marcadores de inflamación progresiva, que son el sello distintivo del deterioro del COVID-19, disminuyeron dentro de las 48 horas posteriores al tratamiento. Además, 14 de los 15 pacientes graves no necesitaron soporte de oxígeno durante una semana de tratamiento”. Al decimoquinto paciente le fue retirado el oxígeno extra a los 10 días.
Al observar los datos de otros pacientes graves similares, menos del 30% de ellos en promedio se retiran del soporte de oxígeno en una semana. En otras palabras, el fenofibrato, un medicamento usado para combatir el colesterol, podría acortar drásticamente el tiempo de tratamiento para los pacientes con COVID grave. “Sabemos que este tipo de pacientes se deterioran muy rápido, desarrollan una tormenta de citocinas en cinco a siete días y que puede llevar semanas tratarlos y que mejoren.
Dimos fenofibrato a estos pacientes y el estudio muestra que la inflamación se redujo increíblemente rápido. No parecían desarrollar una tormenta de citocinas en absoluto”, dijo Nahmias. Las tormentas de citocinas son respuestas inflamatorias agresivas a la enfermedad.
Droga accesible
“Se trata de una píldora económica. Cuesta menos de 1,50 dólares diarios, lo que significa que el tratamiento completo por paciente fue de alrededor de 15 dólares. Nahmias ha estado estudiando el uso de fenofibrato para tratar COVID-19 casi desde el comienzo de la pandemia. Primero realizó un ensayo preclínico y luego un estudio retrospectivo multicéntrico, los cuales respaldaron la efectividad del fármaco. “Los virus son parásitos. No pueden replicarse por sí mismos. Tienen que entrar en una célula humana y secuestrar su maquinaria para replicar”, explicó Nahmias.
Trabajando con colaboradores en los Estados Unidos, Nahmias demostró que el coronavirus necesita una acumulación de grasa en las células pulmonares para sobrevivir. Uno de los hallazgos de la investigación es que el virus impide la quema de carbohidratos. Esto hace que grandes cantidades de grasa se acumulen dentro de las células pulmonares, de esta forma el virus se reproduce. El científico de la Universidad Hebrea explicó que el virus, al carecer de la capacidad de replicarse por sí mismos, toma el control de las células para ayudar a cumplir esa tarea. El fenofibrato revertiría ese efecto y eliminaría la replicación del virus. Esta nueva investigación serviría para explicar por qué personas que tiene altos niveles de colesterol y azúcar en la sangre son los que a menudo tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones por el coronavirus.
“Al comprender cómo el SARS-CoV-2 controla nuestro metabolismo, podemos recuperar el control del virus y privarlo de los mismos recursos que necesita para sobrevivir”, dijo Nahmias, señalando que esto también puede ayudar a explicar por qué los pacientes con los niveles altos de azúcar y colesterol en sangre a menudo tienen un riesgo particularmente alto de desarrollar COVID-19.
El profesor ahora está involucrado en una serie de estudios de Fase III que se están llevando a cabo en América del Sur, Estados Unidos e Israel. Esos estudios están controlados con placebo y son doble ciego. Nahmias dijo que su equipo había estado luchando para que los pacientes se inscribieran en el estudio antes del inicio de la variante Delta, pero los esfuerzos ahora están progresando más rápidamente. Espera que los resultados estén disponibles en los próximos dos meses.
Mientras tanto, el medicamento está disponible y los médicos pueden decidir administrar el tratamiento con él en función de los datos disponibles. “No hay soluciones mágicas”, dijo, “pero el fenofibrato es mucho más seguro que otros medicamentos propuestos hasta la fecha, y su mecanismo de acción hace que sea menos probable que sea específico de una variante”.
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