La inminente tercera ola de la pandemia de la covid-19 en Bolivia obligó a suspender por segundo año consecutivo la fiesta del Gran Poder, la mayor festividad folclórica de La Paz que tendrá que postergar nuevamente el estreno de su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
EFE
La decisión se tomó en una reunión este martes entre las autoridades municipales y los representantes de los conjuntos folclóricos, músicos y artesanos bordadores, informó la Alcaldía de La Paz en un comunicado.
«Todos los sectores hemos consensuado, hemos acordado hacer algo que conmemore la fecha, pero definitivamente no será una entrada (desfile folclórico)», afirmó el secretario municipal de Culturas, Rodney Miranda, citado en la nota.
La Secretaría Municipal de Salud Integral y Deportes de La Paz ha proyectado que en dos semanas se llegará al pico más alto de la tercera ola de la pandemia, según el comunicado, que también recordó que en la víspera se registraron 102 nuevos casos de la covid-19 en la ciudad, sede del Gobierno y el Parlamento bolivianos.
Un comité analizará otras actividades alternativas para promocionar la festividad, que en 2019 quedó inscrita en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Miranda anunció que la Alcaldía apuntará a realizar una “gran producción” para que la fiesta tenga una alta difusión y pueda llegar a «millones de personas”, según el comunicado.
La fiesta fue suspendida en 2020 por la pandemia de la covid-19, ante lo cual los conjuntos folclóricos decidieron hacer actividades virtuales y benéficas.
El Gran Poder nació a principios del siglo pasado con fiestas indígenas en barrios populosos, pero se convirtió en una muestra folclórico-callejera alrededor de 1940.
La también llamada «fiesta mayor de los Andes» consiste en un desfile de danzas folclóricas bolivianas dedicado a la imagen católica de Jesús del Gran Poder y que suele realizarse anualmente entre fines de mayo y principios de junio.
Esta festividad genera un gran movimiento económico que en 2019 llegó a unos 120 millones de dólares y suele prepararse durante el resto del año, congregando el día del desfile folclórico a miles de espectadores en su recorrido por el centro de La Paz.
La reina del desfile es la Morenada, una danza que es la preferida por los aimaras porque les permite exhibir su poder económico en lujosas máscaras, trajes, vestidos y joyas.
Precisamente esta danza está en la mira por una declaración como Patrimonio Cultural de Puno por parte del Ministerio de Culturas de Perú que Bolivia ha considerado una «ofensa» porque no se reconoce su origen en este país.
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