México registra la semana con mayor mortalidad en toda la pandemia de covid-19, con un promedio de 990 casos diarios desde el pasado 7 de enero, según las más recientes cifras oficiales.
AFP
En los últimos siete días el país, de 128 millones de habitantes, acumuló 6.930 decesos, con un máximo histórico de 1.314 el martes.
Hasta el miércoles se contabilizaban en total 136.917 muertes y 1.571.901 contagios.
Se trata del cuarto país con más fallecidos en números absolutos y el decimoctavo en el comparativo por 100.000 habitantes, de acuerdo con una base de datos de la AFP alimentada con estadísticas oficiales.
Tras un período de relativa estabilización, la curva de mortalidad volvió a ascender a finales de 2020 y se aceleró en enero.
Hasta el pasado sábado, el promedio diario de muertes más alto había sido de 800, entre el 21 y 27 de junio.
Como en otros países, la flexibilidad de las autoridades y los excesos de fin de año están pasando factura a los mexicanos.
«Desde finales de noviembre se perdió el control de la actividad social y la gente empezó a salir exageradamente a la calle a realizar compras y otras actividades que propician el contagio», dijo a la AFP el epidemiólogo Malaquías López.
Las infecciones también alcanzaron un pico máximo, con un promedio de 13.152 casos diarios en la última semana.
Como consecuencia, el sistema de salud se encuentra desbordado, especialmente en Ciudad de México, de nueve millones de habitantes y donde habían muerto 24.105 personas hasta el miércoles.
La ocupación hospitalaria en la capital llegó a 91%, según la Secretaría de Salud, con un total de 7.013 pacientes, de los cuales 1.782 se encuentran intubados.
«Posibilidad perdida»
Debido a ello, el gobierno de la ciudad anunció este jueves un plan de atención domiciliaria a los enfermos que no requieran ser internados, que incluye suministro de oxígeno y monitoreo de especialistas del sector público y privado.
«En ciertos lugares está perdida la posibilidad para muchos de recibir atención médica. Esto va traducirse incluso en gente que muera en sus casas», advierte López, exfuncionario de la Secretaría de Salud.
La zona metropolitana del Valle de México, que abarca la capital y donde viven 23 millones de personas, restringió las actividades no esenciales el pasado 18 de diciembre al ser declarada la máxima alerta sanitaria.
Este nivel de riesgo sanitario -conocido como semáforo rojo- rige en cinco de los 32 estados del país, de los cuales 21 se encuentran en naranja, segundo en la escala.
El rebrote de la epidemia se produce en momentos en que avanza la vacunación contra el covid-19 entre el personal de salud destinado a su atención.
Hasta el miércoles habían recibido la primera de dos dosis un total de 234.888 trabajadores (0,18% de la población). En 2019 México contaba con 964.800 empleados del sector salud.
El gobierno asegura que las muertes podrían bajar hasta 80% cuando sean inmunizadas las personas mayores de 60 años entre febrero y abril.
Para López, la expectativa de una vacunación masiva también ha tenido un impacto negativo.
«La gente cree que ya teniendo la vacuna nos olvidamos de los peligros, y la verdad es que vacunar va a llevar mucho tiempo. No vamos a tener un impacto apreciable de la vacunación en mucho tiempo y para entonces muchos ya van a estar muertos», sostuvo el experto.
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