El presidente iraquí, Barham Saleh, en cargó al jefe de la inteligencia, Mustafá al Kazimi, que forme un gobierno, después de que el exgobernador de Nayaf, Adnan Zorfi, renunciara al cargo.
Kazimi, a diferencia de Zorfi, cuenta con el apoyo de casi todos los partidos políticos. Fue visto durante mucho tiempo como el tentáculo de Estados Unidos en el país, hasta que se acercó al enemigo jurado de Washington, Irán, principal actor extranjero presente actualmente en Irak.
Zorfi, obligado a renunciar al cargo sin siquiera haber convocado al Parlamento para un voto de confianza, o presentar una lista de ministros, había sido designado el 17 de marzo.
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Apenas pudo convocar una rueda de prensa para detallar un programa para salir de la crisis en un país donde el nuevo coronavirus ha contaminado a 1.200 personas y reducido de mitad el precio del barril de petróleo, principal ingreso para e presupuesto de Irak.
Antes que él, Mohamed Alaui fracasó al cabo de los 30 días constitucionales requeridos en obtener el quorum necesario para un voto de confianza en el parlamento.
El anterior primer ministro Adel Abdel Mahdi había anunciado su dimisión en diciembre, en plena revuelta popular iniciada en octubre, que sumió al país en una grave crisis política y social.
El movimiento de protesta ha quedado luego entre paréntesis debido a la pandemia de covid-19.
AFP
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