Desde que apareció el Covid-19 y se expandió por el mundo de tal manera de generar una epidemia a nivel global hay indicios de que los ciervos de cola blanca, encontrados principalmente en Estados Unidos, serían muy susceptibles al virus y que muchos de estos lo estaban contrayendo a lo largo y ancho del país. Ahora, nuevos estudios arrojaron resultados que, según los investigadores, son bastante preocupantes y podrían alterar el curso a largo plazo de la pandemia.
Los estudios disponibles afirman que el Covid se esparce de una manera altamente veloz entre la población de ciervos, en particular los ciervos de cola blanca, y que la propagación del virus es tal que ya está muy extendido en la población, de acuerdo a un estudio dado a conocer por la National Public Radio, uno de los medios públicos más prestigiosos de los Estados Unidos.
En un principio esto se preveía gracias al conocimiento teórico: modelos informáticos realizados hasta septiembre del año pasado por la Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos sugerían que el coronavirus podía unirse fácilmente a las células de los ciervos y penetrar en ellas. Ahora, en un estudio de la misma academia publicado el pasado 23 de noviembre, se descubrió que el 40% de los ciervos testeados había desarrollado anticuerpos contra el Covid.
Por su parte, veterinarios de la Universidad de Pensilvania han encontrado infecciones activas de Covid en al menos 30% de los ciervos de cola blanca estudiados en Iowa. Su informe sugiere que esta especie de ciervos podría transformarse en lo que se conoce como un reservorio de coronavirus. En este sentido, los animales podrían ser portadores del virus de forma indefinida y continuar contagiándoselo a los humanos de manera periódica.
De esto ser así las consecuencias podrían ser muy graves. Suresh Kuchipudi, el veterinario de la Universidad de Pensilvania que codirigió el estudio, afirma que si los ciervos cumplen el rol de reservorio se esfumaría cualquier esperanza de eliminar o erradicar el virus en Estados Unidos y por ende en el mundo. “Si el virus tiene oportunidades de encontrar un huésped alternativo además de los humanos, lo que llamaríamos un reservorio, eso creará un refugio seguro donde el virus puede seguir circulando incluso si toda la población humana se vuelve inmune”, dijo a NPR. “Y así se hace cada vez más complicado controlar o incluso erradicar el virus”, agregó.
Los resultados que obtuvieron los “sorprendieron bastante”, según Vivek Kapur, el microbiólogo de la misma universidad que también codirigió el estudio. “Nos sorprendió mucho ver un número tan elevado de muestras positivas”, dijo también a NPR. Entre abril y diciembre del año pasado encontraron que el 30% de los ciervos analizados dieron positivo luego de realizarles una prueba de PCR, mientras que entre el 23 de noviembre y el 10 de enero, durante una ola de frío en el estado de Iowa, casi el 80% de los ciervos analizados estaba infectado con el virus. Este nivel de infección, dice Kapur, era entre 50 y 100 veces más que los niveles de infección de los residentes de Iowa en ese momento.
Sumado a esto, los investigadores también descubrieron que las variantes que circulaban en los ciervos eran exactamente iguales a las que circulaban entre los humanos. Esto sugiere que los ciervos fueron contagiados por personas y que luego estos fueron transmitiendo el virus entre los animales. La viróloga Linda Saif, del Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Ohio, teme que la propagación del virus alcance a todos los ciervos del país, que se estiman en alrededor de 30 millones.
También en diálogo con NPR, la viróloga muestra su preocupación por las implicancias de esta situación: “Ahora la pregunta es: ¿Puede el virus pasar de los ciervos a los humanos? ¿O pueden los ciervos transmitir el virus de forma efectiva al ganado que pasta? Todavía no sabemos las respuestas a estas preguntas, pero si son ciertas, son obviamente preocupantes”, afirma.
Y la propagación del virus tal y como esta no es la única preocupación de Saif, en tanto existe el riesgo de que el Covid pueda evolucionar dentro de los ciervos y crear nuevas cepas del virus. Una situación similar se dio en granjas de Holanda y Polonia en las que los animales contagiados fueron los visones. Según los estudios que documentaron esto, los granjeros transmitieron el virus a los animales y este, a medida que se extendía entre los visones, mutaba y creaba nuevas variantes. Y, como luego fue documentado, estas nuevas variantes luego volvieron a pasar a los humanos, generando el riesgo de la propagación de una cepa más peligrosa.
Es por esto que la constante vigilancia de la presencia del Covid en la fauna tanto salvaje como doméstica es vital para “no dejarnos sorprender por una variante emergente que aparezca de repente”, afirma Kuchipudi, “vigilando especialmente animales que podrían servir de reservorio, como el ciervo”.
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