La precariedad en los servicios públicos en el estado Táchira ha limitado el suministro de alimentos en los comedores populares, que buscan ayudar a paliar la crisis a los más necesitados.
Maryerlin Villanueva | La Prensa de Táchira
Carlos Delgado, coordinador regional de Puntos Solidarios Táchira, dijo que alrededor de 100 personas, 80 adultos y 20 niños se ven afectados debido a las fallas eléctricas, gas doméstico y escasez de combustible.
«Tenemos un comedor que nos permite alimentar muchas personas, de lunes a viernes, para garantizarle un almuerzo que viene acompañado de proteína, jugo natural, totalmente balanceado para ciudadanos que antes comían una o dos veces al día» expresó.
Manifestó que muchas de estas personas en el barrio Alianza, han recuperado y talla, gracias a la alimentación, pues quienes acuden son una población muy vulnerable.
Sin embargo, la falta de gasolina, impide el traslado para buscar las donaciones que les realizan y así poder preparar la comida para quienes aguardan desde las 11 de la mañana por un plato de comida.
«Esto nos no deja visitar tampoco las zonas más vulnerables, donde llevamos donaciones, hacia vecinos de El Mirador, Pueblo Nuevo, Zorca, y Lagunillas» expresó.
A ello se suma la falta de gas, pues hasta la suma de 230 mil pesos han tenido que pagar por una bombona de 43 kilos, que puede durar hasta dos meses, siendo una cantidad excesiva para quienes realizan esta labor social.
«Hemos llevado varias cartas de solicitud a la planta de llenado en Las Lomas, pero, solo tenemos los recibidos de ellos, lamentablemente no somos escuchados y tampoco somos un sector priorizados» aseveró.
Para ello, la comunidad se ha organizado y ha recolectado leña, esto a fin que se pueda día a día realizar la preparación del almuerzo, sin embargo, al hacerlo, algunas personas han resultado heridas.
«Esto es algo que la gente no está acostumbrado hacer como ciudadano, pero, toca hacerlo porque necesitamos brindar la comida a quienes vienen aquí» apuntó.
Sin luz
Esta zona, ha sido bastante golpeada por el racionamiento de luz, pues entre 12 y 18 horas es el tiempo de duración de las interrupciones eléctrica, que trae como consecuencia que no se puedan batir las frutas para los jugos naturales ni las cremas para los pequeños.
«Sabemos que este momento es muy difícil, pero, desde nuestra fundación no vamos a parar para seguir trabajando por los más vulnerables» acotó.
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