«La distribución de la gasolina se normalizó entre comillas», dice a TalCual Hugo Ocando, presidente del Bloque de Transportistas del Oeste de Caracas. A su juicio, se le ha dado prioridad a Caracas porque el gobierno no quiere que la gente se alborote.
A media máquina. Así trabaja el sector transporte del país desde mediados de marzo, cuando llegó el coronavirus y se declaró la cuarentena para frenar su propagación. Cuatro meses después, aún denuncian que nunca fueron priorizados y tampoco recibieron instrucciones de cómo sería su modalidad de trabajo. La falta de gasolina y las restricciones impuestas para atajar la expansión del virus, mantienen a algunos dando vueltas sin rumbo y a otros sin poder si quiera pisar el pedal de arranque.
Entre los grupos más golpeados es el sector interurbano. Así lo asegura a TalCual el director ejecutivo de la Cámara Venezolana de Empresas Interurbanas, Fernando Mora, quien señala que lso transportistas de este subgremio tiene 115 días totalmente paralizados.
La pandemia empeoró la situación que ya el sector enfrentaba antes de su llegada. Mora precisa que las empresas de transporte interurbano solo pudieron pagar a sus trabajadores los primeros dos meses -desde que se declaró la cuarentena en el país- con fondos de ahorro, pero a cuatro meses de paralización todo eso se acabó por lo que unos 3.500 trabajadores directos quedaron sin ingresos y por ende 3.500 familias afectadas. De manera indirecta, unas 6.000 personas quedaron sin un centavo.
La situación que vive el sector es conocida por el régimen de Nicolás Maduro y hasta ahora no ha dado señales de querer dar apoyo. Mora cuenta que han pedido al gobierno que les permita acceder a créditos a través de la banca pública para hacer frente a las nóminas, pero a la solicitud no ha habido respuesta alguna.
«Este es un sector en el que la mayoría de las empresas tiene nóminas altas. Ningún trabajador del sector interurbano gana salario mínimo. El menor sueldo puede ser la suma de tres salarios mínimos. No estamos pidiendo que nos regalen plata, pedimos que nos presten dinero para poder cubrir el 100% de esa nomina y para pagar a los trabajadores. Nosotros asumiremos el pago», enfatiza.
Asevera que los trabajadores del sector apuestan a que quienes toman las decisiones en el alto gobierno, tengan conciencia y busquen los recursos.
Transportistas sin ganar una
«La distribución de la gasolina se normalizó entre comillas», dice a TalCual Hugo Ocando, presidente del Bloque de Transportistas del Oeste de Caracas. Explica que en la capital venezolana los conductores han podido surtirse de combustible desde que comenzó el nuevo esquema de distribución de gasolina el 1 de junio. A su juicio, se le ha dado prioridad a Caracas porque el gobierno no quiere que la gente se alborote.
Señala que en muchos estados los transportistas no tienen acceso a la gasolina «ni la tendrán, porque los poco que hay está destinado a los sectores prioritarios y a Caracas».
El también presidente de Transporte Unido por Venezuela apunta que los sectores interurbano y suburbano del país son los que más han tenido dificultades en todo este período de emergencia. Matiza que no se les permite trabajar porque el acceso entre ciudades está cerrado y aunque han intentado trabajar a lo interno, funcionarios no dejan que se abastezcan de gasolina porque no están registrados en ninguna de las líneas internas.
«No queremos ser pájaros de mal agüero, pero no vemos nunca una a favor de nosotros», dice, y agrega que el gobierno no ha dado a los transportistas instrucciones de como actuar frente a la pandemia al momento de trabajar, tampoco ha dado apoyo en cuanto a proveerles de mascarillas y demás implementos de prevención de contagios.
«Las reuniones siempre han estado pero nunca tienen una solución. Somos el segundo foco de contagios, estadísticamente los primeros son los hospitales y los trabajadores de la salud, luego venimos nosotros. Requerimos apoyo y eso depende del gobierno nacional. No tenemos para cambiarnos todos los días los tapabocas, deberíamos tener máscara N95, guantes, artículos para desinfectar las unidades y termómetros. Aunque se ha visto uno que otro operativo de desinfección es insuficiente», refiere.
Ni trabajar ni quedarse en casa. En esa disyuntiva se encuentran los transportistas de la capital venezolana. Entre las medidas aplicadas para evitar los contagios por covid-19 se encuentra la de impedir que más de 16 usuarios puedan abordar las unidades, lo que se traduce en menos ingresos diarios para los profesionales del volante.
El transporte agrupa a otros sectores, entre ellos el urbano (dentro de un solo municipio), suburbano metropolitano (entre varios municipios), el suburbano (que cruza ciudades satélites) y el interurbano (entre estados).
Fernando Mora, director del Comando Intergremial de Transporte, dice a TalCual que el suministro de combustible se ha convertido en un verdadero problema para ellos, pues solo se surte a 20% de las unidades de transporte disponibles; razón por la cual el volumen de vehículos que se encuentra operativo es reducido y esto se traduce directamente en el impacto significativo en el ingreso de los trabajadores.
«Cualquiera diría que el sector no se ha parado, pero eso no es así: como sector no nos hemos paralizado, pero quienes laboran en él si lo han hecho. Hay gente que sale un día y puede durar 14 sin trabajar», explica, tomando en cuenta que una misma unidad requiere de al menos tres conductores para operar de forma continua.
El representante gremial detalla que hay líneas de transporte que tienen entre 250 y 300 unidades y en muchas ciudades solo se permite abastecer diariamente a 20 carros para que el combustible alcance para unidades de otras líneas.
Reducir la movilidad
Rafael Peña es transportista del estado Vargas, comenta a TalCual que en la entidad la mayor traba que tienen los trabajadores del sector es el abastecimiento de la gasolina. Destaca que hasta ahora nunca han sido priorizados y aunque reconoce que las primeras semanas de junio pudo trabajar -luego de más de un mes de estar inoperativo por falta de combustible-, con el avanzar de los días el trato hacia los transportistas ha ido en desmejora.
Dice que la información que se dio esta semana fue que solo se permitiría abastecerse de gasolina a una unidad de cada línea, por lo que él y más de un compañero quedaron sin siquiera poder encender su carro.
Esto lo confirma Sergio Cárdenas, presidente del Bloque Unido de Transportistas de Vargas, quien asegura que la gasolina fue racionada en la entidad. Explica que solo a nueve vehículos le dieron combustible de una flota de casi 200 unidades.
«Dijeron que tenían que racionar la circulación de las personas. Nos lo dijo el vicealmirante Matamoros. No hemos podido reunirnos con él, porque con la medida hay mucha gente en las paradas y se han presentando conflictos porque la gente quiere montarse en los pocos autobuses que trabajan», precisa.
El comandante de la Zodi del estado Vargas, Gustavo Matamoros, no respondió a las solicitudes de información de TalCual.
Cárdenas es enfático al asegurar que las restricciones a los transportistas han afectado a unas 13 mil familias que viven del sector transporte. «Primero eran problemas por repuestos, ahora es el combustible», manifiesta.
Ni hablar de las vacunas
«No he trabajado casi porque la cuestión con la gasolina está ruda. Aunque dicen que está gratis uno tiene que pagar el carguito o la logística para los guardias», relata a TalCual José Jiménez, transportista de Charallave.
Cuenta que los trabajadores del sector transporte se tienen que anotarse en una lista para echar gasolina cada semana, y sí es que toca con suerte cada cuatro días. Añade que quien requiera más gasolina antes de lo indicado por las autoridades, debe pagarla a precio de moneda extranjera.
Comenta que su tanque de 80 litros solo le permite trabajar un día y medio a la semana, por lo que si no tiene para pagar el combustible a precio internacional puede durar más de siete días sin trabar
Agrega que a los gastos mecánicos y de gasolina debe sumar las vacunas que paga a funcionarios de la Guardia Nacional. Detalla que en el transcurso de esta semana permitió que tres usuarios se trasladaran de pie y tuvo que pagar a un efectivo para que no devolviera la unidad.
«No me han puesto multa pero me han pedido para el refresco y ya eso eso es bastante. La cosa esta ruda y no lo digo solo por mi, sino por mis compañeros. Tengo colegas que tienen dos autobuses y para el salado le cuesta, pero uno va sobreviviendo», dice.
Hugo Ocando detalla que en Caracas el mayor suplicio de los conductores son las alcabalas y las restricciones de movilidad. Hay reportes de funcionarios que les han pedido salvoconductos a los choferes, aún cuando dice que por ser un sector prioritario no lo necesitan o las autoridades no lo han hecho saber.
Comenta que a los transportistas de las líneas que cubren la ruta Catia-Baruta no los dejan pasar, incluso cuando hay pasajeros que son habitantes de esos municipios. «Hoy salen todo tipos de usuarios, tanto el que pertenece a los sectores priorizados como el que sale a buscar comida, es difícil mantenerse en la casa», expone.
En Vargas en cambio, según Sergio Cárdenas, una unidad que podría hacer una vuelta en una o dos horas ahora puede tardar hasta en 4 horas por las largas colas que se producen en los puntos de control. «No conocemos propiamente cuáles son las medidas de paralización, si nos los detallan sería otra cosa pero no las conocemos. Hay paradas donde nos devuelven y no sabemos el por qué».
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