El Distrito Capital alcanzó los 928 contagiados desde la llegada de la COVID-19 al país hasta el reporte del lunes 13 de julio. Hasta ese reporte, en la parroquia Sucre del municipio Libertador de Caracas, a la que pertenece Catia, se contabilizan más de 67 infectados y en La Vega, 76 casos. Pese a estos números, la administración de Maduro permitió una “flexibilización parcial y vigilada”.
La parroquia Sucre nunca pasó por una cuarentena radical o, al menos, eso opinan sus vecinos. La flexibilización es semejante a los días en que estaba prohibido salir de casa. Hay cola de carros, las motos se meten por lugares imposibles, suenan las cornetas, los vendedores informales abundan. La diferencia es que durante esta semana el país encara más de 9000 infectados de COVID-19, y en este sector se concentra la mayor cantidad de casos del Distrito Capital.
Basta con pararse en la mitad del bulevar de Catia de la parroquia Sucre del municipio Libertador para ver un mar de personas caminando. “Si comparo entre la semana pasada y esta de flexibilización, te puedo decir que hay la misma cantidad de gente”, dijo Javier Valera mientras ofrecía unos conjuntos de ropa deportiva para niños que guindaban de sus brazos.
Y es que a Catia parece que nunca llegó la cuarentena radical. El comercio informal que se desarrolla en las avenidas Simón Bolívar, Colombia, Argentina y Brasil no se detiene por el virus.
“Arroz, arroz, arroz”, “compramos tu dólar”, “tornillos y esponjas, tornillos y esponjas”, se repite una y otra vez en la acera cercana al Mercado Municipal de Catia. Los sonidos se mezclan entre sí y la gente camina apretadita. A paso lento porque el de adelante está comprando algo y no da permiso. En medio de todo, hay quienes no usan tapabocas o lo tienen debajo de la nariz.
Tengo dos meses trabajando con esta modalidad. Usando mi cuerpo como estante para ofrecer los conjuntos. En la casa me esperan dos niños y un bebé en camino que tengo que alimentar”, contó Javier.
La flexibilización de la cuarentena no significa que la pandemia esté controlada. El Distrito Capital alcanzó los 928 contagiados desde la llegada de la COVID-19 al país. En la parroquia Sucre del municipio Libertador de Caracas, a la que pertenece Catia, se contabilizaron más de 67 casos entre junio y los primeros 13 días de julio.
El esquema establecido por la administración de Nicolás Maduro prevé que 10 sectores autorizados de la actividad económica tienen un horario determinado para poder trabajar en armonía y garantizar una “flexibilización controlada”. Este lunes 13 de marzo los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana pasaron por los negocios para informar que tenían permitido permanecer abiertos hasta las 4:00 p. m. Sin importar la información oficial, las divisiones horarias. Nada.
La policía tampoco impide el comercio informal. “El otro día me quitaron siete conjuntos para que me pudiera quedar trabajando”, confesó Javier. Los funcionarios están en las calles, sí, pero algunos comerciantes admiten que tiemblan cuando los ven.
Sectores habilitados en esta flexibilización: ferreterías, materia prima química, transporte, banca, peluquerías, talles mecánicos, consultorios médicos y odontológicos, textil y calzado, servicios personalizados.
En el bulevar de Catia se cruzan las colas entre sí. Una para el banco, para comprar telas, para comprar comida. No existe distancia. Los adultos mayores hacen colas de más de una hora para sacar algo de efectivo, luego de dos semanas sin haber podido retirar. En eso se va la mañana de los habitantes de la parroquia Sucre.
“Mi parroquia es la que tiene más casos y yo no tengo agua para lavarme las manos cuando llegue a mi casa”, lamentó Gloria, una señora de 64 años que quería retirar 400.000 bolívares del Banco de Venezuela. En la urbanización El Caribe de la avenida Sucre no sale nada por las tuberías desde hace tres meses. La única alternativa que tiene es ir a llenar potes a un llenadero en la carretera vieja de Caracas-La Guaira.
Personas suben y bajan el bulevar. Los vendedores informales tratan de generar algo de dinero. En los comercios se paran en la puerta para llamar a los clientes. Se ve personas llevando bombonas de gas en la espalda, hablando de que no tienen agua, preguntándose cuántas horas estarán en cola. Angustiados por resolver solo un día de vida.
La otra parroquia más afectada es La Vega. Hasta la fecha hay 76 contagiados y 22 sectores que permanecen cerrados porque hay casos activos. En 30 días de junio se reportaron cerca de 38 casos de COVID-19, pero solo en 13 días de julio ya van más de 20 infectados confirmados. El virus avanza mucho más rápido, incluso con las restricciones.
El transporte público volvió a activarse para algunos sectores. En toda la entrada de La Vega hay un punto de control de la Policía Nacional Bolivariana. Cuando algún autobús va a entrar a la comunidad, se sube un miliciano en la unidad para revisar que no vayan personas de pie.
Más arriba, el comercio se mantiene con normalidad. Los habitantes de la zona dicen que ahí poco se respeta el encierro, y ahora menos con la flexibilización. Algunos negocios forraron sus mostradores con papel transparente. Por lo general trabajan hasta el mediodía o hasta que la policía lo diga. Este lunes la orden era hasta las 2:00 p. m.
Para este lunes no había jornada de despistaje de los médicos cubanos. “No tenemos pruebas”, aseguró Freddy Rodríguez, asistente de la concejal Nancy Villegas. Agregó que la semana del 6 al 12 de julio se realizaron las siguientes visitas casa por casa:
-Sector Terrazas: se aplicaron 70 pruebas y salió un caso positivo.
-Sector El Milagro: se aplicaron 123 pruebas y salieron siete positivos.
-Escuela Los Naranjos: se aplicaron 187 pruebas y salieron 14 positivos.
-Concentrada Zulia: se aplicaron 187 pruebas y salieron tres positivos.
-Sector Villa Alegre: se aplicaron 217 pruebas y salió un caso positivo.
Para ahorrar las pruebas, están aplicando un test a un solo representante de la familia que sea el que sale más a hacer las compras. Si sale positivo, se le realiza al grupo familiar completo. Además, según Rodríguez, los centros de salud a los que están dirigiendo a los infectados para que se realicen las pruebas PCR son el CDI en Montalbán, el CDI Pedro Fontes y el CID Los Mangos.
Más de 50 % de los fallecidos por COVID-19 en el país se ubican en el Distrito Capital y en Zulia. Solo entre junio y lo que va de julio han muerto once personas del municipio Libertador, tres de esos eran vecinos de la parroquia Sucre y dos de La Vega.
En La Vega los rumores sobre el virus abundan. Los vecinos dicen que han escuchado casos, pero enseguida aseguran que en su residencia todos están bien. El agua tiene más de diez días que no llega a algunos sectores y los habitantes de las zonas restringidas se mantienen en sus casas con mucha incertidumbre.
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