La hermana Rosalía, coordinadora de la escuela Santa Mariana de Jesús en el estado Táchira, se midió sola con un miembro del Ejército de Liberación Nacional.
INFOBAE | Sebastiana Barráez
Una religiosa, con cargo de coordinadora en un prestigioso colegio de Capacho, un municipio del estado Táchira, que está en el medio de la carretera entre San Antonio y la capital San Cristóbal, se enfrentó sola, con su fe y su convicción, a un guerrillero del Ejército de Liberación Nacional (ELN), que apuntándola con su enorme fusil, pensó que podría obligarla a entregar las llaves de la institución para que lo usen como refugio de un grupo de migrantes que llegaron a la frontera, en el marco de la pandemia del Covid-19.
El colegio Santa Mariana de Jesús es una institución privada, ubicada en la Av. 20 de Mayo con Carrera 5ª, en el municipio Libertad antiguo Capacho del estado Táchira, que está inscrito en el Ministerio de Educación en el año 1950, cubriendo los niveles preescolar, primaria y media general. Es una institución afiliada a la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) y es la única que tiene funcionando los baños. La escuela básica Miranda y el Liceo Román Cárdenas no tienen condiciones de funcionamiento.
Aproximadamente a las dos de la tarde, de ayer miércoles, llegó la diputada Zoraida Parra, junto con otros miembros del Consejo Legislativo del estado Táchira al colegio Santa Mariana de Jesús, algunos militares y el alcalde Rogelio Ontiveros del municipio Libertad, Capacho Viejo. Le solicitaron la entrega de las llaves de la institución, porque habilitarían esa sede como refugio para 150 venezolanos que venían de países vecinos y quienes debían cumplir cuarentena.
Exigían, además, la entrega de las llaves de la cocina y del comedor del Colegio. La hermana Rosalía, coordinadora de Pedagogía de Primaria, les dijo, en buenos términos y con argumentos valederos, que esa era una institución privada que debía responder ante un cuerpo de representantes y estudiantes. A pesar de que los parlamentarios, todos dirigentes de la Revolución Bolivariana insistieron, la monja no cedió.
Durante ese proceso, mucha gente se enteró en Capacho Viejo, pequeño pueblo de unos 20 mil habitantes que, al colegio, la mejor institución de la zona, pretendían meter a quienes estaban regresando al país. Los vecinos se fueron movilizando hacia la institución. Parra y su comitiva desistieron de convencer a las monjas del colegio y se marcharon, quedándose el alcalde.
Llegó el ELN
Después de la partida de los diputados empezó un diálogo con el burgomaestre y las autoridades de la institución educativa, incluyendo a la hermana Rosalía y representantes. El alcalde expresó molestia porque algunos de quienes estaban ahí usaban sus teléfonos para grabar y les dijo que no se imaginan el daño que hacen colocando esos videos en las redes. Se levanta molesto. Algunos mediaron diciendo que estaba bien que iban a dejar de grabar.
El alcalde dice que necesita hacer una llamada, lo que en efecto hace. Mucha gente iba aglomerándose alrededor y dentro del colegio. Él les dice que eran órdenes superiores, pero la comunidad le manifiesta que no están dispuestos a correr el riesgo que a quienes traigan destruyan el colegio y lleguen contagiados del virus chino.
Minutos después, por coincidencia o no con la llamada del alcalde, llegaron al colegio miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), con sus armas largas, con sus uniformes camuflados y con sus botas altas de caucho. Afuera se quedó una camioneta blanca esperándolos.
“Trataron de disuadir a quienes estaban en la entrada de la institución, diciendo que tenían que dispersarse. Algunos de los vecinos intentaron impedirles el paso, gritándoles que no se irían y uno de los bolillos los apuntó con las armas mientras ingresaban al lugar”, contó a Infobae uno de los vecinos de Capacho Viejo.
“Un muchacho de la comunidad retó al ‘bota de caucho’, quien como única respuesta lo apuntó con el arma. Pensamos que lo mataría, pero solo fue amenaza. Nos dijo, en tono amenazante, que nos teníamos que ir de ahí. Varias personas se fueron inmediatamente”, cuenta una mujer que tiene un par de hijos estudiando en la institución.
Desaloje mi institución
Adentro, donde estaba llevándose a cabo la reunión con el alcalde, oyeron el forcejeo y el ruido que hubo con la llegada de los guerrilleros. La hermana Rosalía salió a ver qué sucedía. “Uno de los dos elenos que entraron a la escuela le colocó el arma contra el pecho a la monja. Hubo unos segundos de tensión, mientras quienes presenciaban el hecho estaban aterrados pensando que el hombre dispararía contra la hermana Rosalía. Ella miró el cañón, le colocó la mano encima y bajó el arma con suavidad, pero también con firmeza”, reveló una mujer que estuvo en el lugar.
“Respete que aquí estamos dialogando”, le dijo la monja al joven guerrillero. “La monjita más bien fue guapa. Casi regañó al ‘bota de caucho’, a la vez que insistió en decirle: ‘Aquí no estamos con violencia, así que le agradezco que desaloje mi institución, porque aquí estamos los representantes y los que hacemos vida en esta comunidad educativa’. Esa monjita le habló bien firme. El ‘bota de caucho’ se puso un poco tenso, miró para los lados y fue cuando vio a un profesor que estaba grabando, entonces se fue hacia él y le quitó el celular y se fue”.
El colegio tiene varios niveles. Al llegar a él hay un portón, el estacionamiento, luego la reja de la entrada y más allá hay unas escaleras que llevan a otro patio. “Uno de los guerrilleros llegó hasta arriba y otro se quedó en las escaleras”, explica uno de los testigos.
Ante la pregunta de cómo eran los guerrilleros que vio responde: “Ellos tenían como uniformes tipo militares, verdes como pintaditos de negro. Las botas de caucho le llegaban hasta las rodillas. Tenían armas largas. Uno de ellos es delgado, de 1.70 de altura aproximadamente, de color blanco y le calculo unos 35 años”.
En el carro que los esperaba afuera había otros guerrilleros. “Cuando los dos que entraron a la institución salieron, se subieron en la parte de atrás y el vehículo arrancó”, comenta un hombre que los observó en su partida.
El alcalde colectivo
La hermana Rosalía regresó a la reunión. Ahí el alcalde armó un drama diciendo que ahora él tenía miedo de que la guerrilla le hiciera algo a él. Quienes estaban en la reunión se miraron con cierto asombro porque para nadie es un secreto la tolerancia e incluso la connivencia que hay con la guerrilla en Capacho por parte del partido de Gobierno.
El burgomaestre decide irse, pero no quiere hacerlo por la puerta de al frente, que está al lado de la Medicatura porque hay muchas personas aglomeradas ahí. Lo acompañan para que pueda irse por una puerta trasera, es decir por la avenida vía a la frontera pero una parte de las personas que estaba en expectativa, lo descubrió.
Rogelio Ontiveros se presenta en las redes sociales como “Alcalde Bolivariano del municipio Libertad o Capacho Viejo, Docente, jefe UBCH, Miembro del Colectivo Plurinacional Corresponsales del Pueblo”. Los vecinos lo acorralaron, diciéndole que él era quien había llamado a la guerrilla, pero el alcalde lo negó. La reacción del pueblo fue de furia, lo insultaron, lo aruñaron, le gritaron y apenas logró salir del lugar a prisa.
Las cifras más recientes reflejan que han llegado a la frontera más de tres mil migrantes que regresan a causa de la crisis del virus chino. En Tienditas hay 329, en la Aduana 177, en el Terminal 491, en los liceos: 327 en el Manuel Díaz, 352 en San Antonio, 303 en Víctor Manuel Olivares, 180 en Pérez del Real, en las escuelas: 292 en la estadal Tienditas y 152 en Palotal. En total 2 mil 433. Además 230 en el puente internacional preparados para entrar, con lo cual suman 3 mil 331.
No solo por el pueblo, también por las redes la presencia de la guerrilla en el colegio corrió como pólvora. El pueblo estaba indignado, no porque desconocieran la presencia de la guerrilla en el pueblo, sino porque se sintieron traicionados por el alcalde a quien señalan de haber sido quien los llamara para que se presentaran al colegio.
Las monjas cerraron el colegio. Funcionarios de inteligencia se instalaron en las afueras. Pero también los vecinos estuvieron en vigilia.
Después que los guerrilleros se fueron del Colegio llegaron funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) dizque a buscar a los guerrilleros. Y en horas de la noche unidades y hombres de las FAES hicieron patrullaje por el pueblo con la excusa de estar muy preocupado buscando a los irregulares.
Quizá creen que el pueblo de Capacho es tan ingenuo.
La hermana Rosalía salió a ver qué sucedía. “Uno de los dos elenos que entraron a la escuela le colocó el arma contra el pecho a la monja. Oigan el sonido de esa persona de la comunidad de Capacho. https://t.co/KkzWXlFOBJ pic.twitter.com/4THtjFYO4q
— Sebastiana Barráez (@SebastianaSin) April 9, 2020
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