El bulevar de Catia se llenó de clientes que entraban a los comercios abiertos este viernes 10 de julio, cuando el “día de parada“, impuesto por el gobierno para evitar la propagación de COVID-19, se puso en pausa para que los vecinos y gente de otras parroquias de Caracas pudieran hacer sus compras.
Shari Avendaño | Efecto Cocuyo
Durante la mañana, negocios de comida, limpieza y perfumerías funcionaban a toda capacidad, mientras que las ventas de electrodomésticos, zapatos y muebles estuvieron trabajando a puerta cerrada. Para procurar la seguridad sanitaria, los encargados tomaban la temperatura a los compradores y les rociaban con gel antibacterial, cloro o alcohol. Vecinos aseguraron a Efecto Cocuyo que incluso les habían puesto colonia en las manos.
De 7:00 a.m. a 12 p.m trabajan los negocios de productos básicos en la parroquia Sucre, tras la cuarentena radical que inició el 22 de junio después de los incrementos de casos de coronavirus en el país. Los miércoles y domingos ningún habitante de Catia puede hacer compras, ya que los negocios de la parroquia Sucre permanecen con restricciones para evitar la propagación del COVID-19. Con el último reporte de casos de la enfermedad respiratoria, Sucre (Catia) continúa como la parroquia que reporta mayor número de contagios con 80 personas. Le siguen La Vega (58) y El Valle (47).
Este día de compras, funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes) caminaban por el bulevar y mandaban a cerrar los locales. Algunos amenazaban a los comerciantes con imponerles sanciones si no bajaban la santamaría.
El contraste con los “días de parada”
Una señora de La Guaira (Vargas), de 54 años, quien no quiso ser identificada, dijo a Efecto Cocuyo que en el autobús en el que venía fue devuelto porque había personas de pie. Al llegar se montó en otra camioneta de regreso a Caracas. A su juicio, el viaje es rentable porque “comprar en Catia es más barato”. Una vecina de la parroquia La Vega coincidió con ella y agregó que los locales cumplen con las medidas de bioseguridad para atender a las personas.
Algunos trabajadores informales se trasladaron al lugar para vender sus productos. Uno de ellos aseguró que sus comidas diarias “dependen de lo que haga en la calle”. En algunas oportunidades, la Policía Nacional Bolivariana (PNB) le ha quitado la mercancía. De su sueldo y del de su pareja dependen sus dos hijos pequeños. Cuando le decomisan sus productos para la venta, debe pedir prestado para poder sobrevivir.
El pasado miércoles, 8 de junio, las calles de Catia se vaciaron y los comercios mantuvieron las puertas cerradas, en cumplimiento a lo establecido en el Plan Catia 2020. A los comerciantes distribuidos en la avenida Simón Bolívar, Colombia, Argentina y Brasil, no les permitieron abrir sus negocios. La razón: este miércoles era un ¨día de parada¨ ordenado por el gobierno local.
Venezuela se encuentra en estado de alarma nacional desde el 13 de marzo, cuando se anunciaron los primeros casos de COVID-19. Cuatro días después, el 17 de marzo, se impuso la cuarentena. Sin embargo, desde el 1 de junio se empezaron a aplicar esquemas de flexibilización del distanciamiento social, aunque sólo se aplican en los estados con menor cantidad de casos.
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