Qatar empezará a examinar los comentarios que hicieron los aficionados que estuvieron en el Mundial de Clubes para ver cómo puede proporcionar a los hinchas un Mundial exitoso en 2022, aunque las diferencias culturales serán un desafío difícil de superar.
La primera prueba para el Mundial 2022 de Qatar se completó el fin de semana, con la victoria del Liverpool sobre el Flamengo en la final.
A juzgar por las opiniones de los fanáticos, es probable que los comentarios sean una mezcla de tranquilidad sobre su infraestructura, pero preocupación sobre el “factor divertido”.
Beber y festejar puede ser un concepto complicado en un país con restricciones estrictas al consumo de alcohol y una baja tolerancia al alboroto.
“Ahora se trata mucho más de personas que de ladrillos y cemento”, dijo Hassan Al Thawadi, jefe del comité organizador del Mundial de Qatar, en una entrevista a Reuters.
“Estamos viendo a los fanáticos aquí en este evento como socios, para educarnos y enseñarnos si nuestros planes funcionaron o no, qué podemos mejorar, qué no funciona y qué tenemos que desechar directamente”, agregó.
El torneo atrajo a unos 13.000 hinchas brasileños, así como a miles de seguidores del Liverpool procedentes de todo el mundo. También hubo mexicanos, saudíes y tunecinos apoyando a otros equipos en el torneo.
“Todas las instalaciones se ven de primera categoría. Todos los estadios son de vanguardia, aquí todo es vanguardista”, dijo Adnan Vola, un seguidor del Liverpool que viajó desde Reino Unido.
Sin embargo, el tunecino Ahmed Ali, vestido con la camisa roja y amarilla de su equipo Esperance, dijo que los qataríes deberán cambiar su enfoque para satisfacer a los fanáticos de todo el mundo que están acostumbrados a reunirse en grandes cantidades para beber y cantar antes de los partidos.
“Creo que tienen que ser un poco más abiertos, porque van a venir equipos como Inglaterra, Alemania y Francia y procedentes de América del Sur. ¿Adivinen qué? Tienen que ser un poco abiertos”, sobre todo en lo referente a la bebida, señaló.
En Qatar, las venta de alcohol se limita a un puñado de hoteles a los que se les permite operar bares, pero para el Mundial de Clubes los organizadores crearon una zona para fans en un club de golf, donde los seguidores podían comprar cerveza a precios más asequibles.
Luego, los hinchas fueron trasladados en autobús hasta el estadio, donde no había alcohol a la venta, aunque esta posibilidad no está descartada por completo.
“Se está discutiendo, teniendo en cuenta que el alcohol no es parte de nuestra cultura, pero la hospitalidad sí”, dijo Al Thawadi. “Queremos asegurarnos de que todos pasen un buen momento, queremos asegurarnos de que lo que organizamos supera las brechas y las diferencias culturales”.
Reuters
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