Drew Robinson es un pelotero con una historia de superación. Hace apenas seis meses se pegó un tiro en la cabeza, duró varias horas entre la vida y la muerte y perdió un ojo en el incidente. No obstante logró sobreponerse y firmar un contrato con los Gigantes de San Francisco, filial Triple-A.
Actualmente está en los Sacramento River Cats, donde espera disputar un encuentro en cualquier momento, pues ya inició el calendario en las Ligas Menores.
“No sé si podré describir completamente lo emocionado que estoy por estos próximos seis juegos, pero sé que esta será otra experiencia poderosa, y estoy tan listo para ello… Después de pasar la mayor parte de mi vida sin apreciar completamente lo que estaba sucediendo, puedo prometer que aprovecharé cada segundo de esta temporada”, dijo Robinson a ESPN el miércoles.
Su intento de suicidio el pasado 16 de abril de 2020 sorprendió a amigos y familiares, que siempre habían visto a Robinson como un bromista y el alma de la fiesta.
Comenzó la primavera jugando como campocorto, una posición que no había ocupado regularmente en casi una década, y luchó por adaptarse a su velocidad. Cuando los Gigantes trasladaron a Robinson a los jardines, donde jugó la mayoría de sus 100 partidos con los Rangers de Texas y los Cardenales de San Luis de 2017 a 2019, su comodidad regresó.
Junto con ella vino una producción más ofensiva. Las preocupaciones sobre la capacidad de Robinson, el zurdo, para rastrear los lanzamientos sin su ojo principal, eran palpables, pero Robinson demostró ser experto en discernir bolas y strikes, y desatar su enorme poder.
Había reconstruido el resto de su cuerpo a través de un régimen de entrenamiento constante, agregando casi 20 libras de músculo a su cuerpo de 6 pies 1 y apareciendo en el campamento de ligas menores con 200 libras menos.
El contacto duro resultó difícil de alcanzar al principio de los entrenamientos de primavera, pero logró adaptarse. Conectó un par de jonrones, el último un batazo de 450 pies en un cambio alto. Los Gigantes, cuyo apoyo tras el intento de suicidio fue vital en la recuperación de Robinson, estaban convencidos. No era solo una gran historia. Era digno de otra oportunidad de regresar a las Grandes Ligas.
Necesitó de cuatro cirugías, la extirpación de un ojo y mucha terapia mental para retomar el béisbol, ese mismo deporte que la ha dado alegrías y tristezas, pero que también le ha recordado la belleza de vivir y luchar.
Con información de Espn
For those who missed it, here’s our first story on Drew Robinson at ESPN: https://t.co/psploh79FU
“Alive: The Drew Robinson Story” is streaming right now on ESPN+. And good news: We’ll have an updated version of the documentary airing on TV very soon. Details to come.
— Jeff Passan (@JeffPassan) May 5, 2021
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