Este lunes regresaron a Colombia un grupo de 11 futbolistas que juegan en varios equipos de la liga boliviana y que llevaban meses pidiendo apoyo del Gobierno para regresar al país. Ellos viajaron en un vuelo humanitario que trajo a 100 colombianos desde Bolivia pero que no alcanzó a repatriar a otro grupo de jóvenes futbolistas que durante estos meses a la deriva resultaron contagiados de Covid-19.
Entre los deportistas que lograron volver está Luis Carlos Arias Cardona que milita en el Nacional de Potosí de la primera división del fútbol boliviano. Fue él quien adelantó la solicitud ante el Ministerio del Deporte colombiano el pasado 28 de abril pidiendo su repatriación y la de varios compañeros más que también militan en otros clubes.
Junto con Arias volvieron a Colombia este 25 de mayo los futbolistas: Cristian Bernardo Baldovino Sanabria, Andrés Mauricio Baldovino Sanabria, Cristian Saúl Bonilla Abreo, César Augusto Mena Mosquera, Duvier Orlando Riascos Barahona, Harold Reina, Humberto Segundo Osorio Botello, Jerson Jair Zagarra Meza, Oscar Andrés Castillo Quiñones y Mario Esteban Sarmiento Vivas.
Los que se quedaron
Entre los deportistas varados en Bolivia hay un grupo especial, nueve jóvenes que viajaron a ese país con la promesa de ser profesionales y que fueron abandonados a su suerte en la ciudad de Cochabamba, quedando a la merced del virus pandémico que forzó a la mayoría de países del mundo a cerrar sus fronteras.
Estos jóvenes fueron engañados por Édgar Humberto Ozuna, otro colombiano que se identificó ante ellos como representante de jugadores de fútbol y les aseguraba que los llevaría a Bolivia a probarse en equipos de segunda división para dar el salto a ser profesionales.
A Ozuna nunca lo conocieron y después de cobrarles unos 800 dólares por las gestiones, no se presentó a los lugares acordados. Cuando llegaron a Bolivia estuvieron en unos apartamentos alquilados por él pero de los que fueron expulsados por falta de pago. Además, jamás recibieron ni uno de los 200 dólares mensuales que supuestamente iba a ser su sueldo inicial, el cual iría aumentando de acuerdo con su rendimiento.
Sin embargo, al poco tiempo se enteraron de que esa familia era portadora del virus y siete de los ocho jóvenes futbolistas terminaron contagiados también.
De ese grupo cinco lograron vencer la enfermedad y fueron dados de alta el 25 de mayo, al tiempo que el vuelo humanitario gestionado por Cancillería colombiana repatriaba a 100 colombianos desde Bolivia. Otros tres permaneces internados aún con síntomas de coronavirus.
En ese vuelo sólo logró viajar Nicolás Castro, el único del grupo que no se contagió de Covid-19.
“Esta es una dura experiencia se cruzaron en mi camino personas maravillosas que marcaron mi vida como el padre David y la señora Rosmery, dueña de la casa donde nos abandonó el que nos trajo”, dijo Castro a medios bolivianos antes de emprender su regreso a Colombia.
Por su parte, los cinco jóvenes que fueron dados de alta permanecerán unos días en aislamiento en la casa del padre David Cardozo en Cochabamba, mientras que esperan la recuperación de sus otros tres compañeros y la ayuda del Gobierno colombiano para volver a su país.
Los hinchas del DIM piden ayuda para volver
En Cochabamba también sigue varado otro grupo de colombianos, siete hinchas del Deportivo Independiente Medellín que salieron de Colombia para acompañar al equipo en sus fechas de Copa Libertadores y que tras el partido contra Boca Juniors en Bueno Aires (Argentina) quedaron atrapados en Bolivia cuando emprendían el camino de regreso a su hogar.
Infobae contó la historia de tres de ellos, Valentina Patiño, Yoa Saldarriaga y Stiven Tamayo, quienes aún no han podido encontrar la forma de regresar a Colombia y con cada día que pasa ven más precaria su situación.
Ellos reiteran que contactar a la Cancillería ha sido un trabajo difícil y que no reciben respuesta a sus constantes llamadas o correos, están a la deriva y no saben cómo volver.
Piden al Gobierno apoyo para regresar pues no tienen para garantizar su subsistencia, conseguir dinero para comer es cada vez más difícil y por las restricciones que hay de la movilidad trabajar en la calle es exponerse a encuentros desagradables con la policía. Esta situación la comparten con los otros compañeros de la barra Rexistenxia Norte que también están en Cochabamba tratando de sobrevivir la cuarentena impuesta por el coronavirus.
De acuerdo con el último comunicado de la Cancillería sobre vuelos humanitarios, hay confirmados vuelos hasta el 3 de junio pero ninguno desde Bolivia, siendo el del 25 de mayo el último en salir de ese país con destino a Colombia.
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