Nile Wilson, medalla de bronce en barra fija en los Juegos Olímpicos de Río 2016, afirmó esta semana que existe una cultura del abuso hacia los gimnastas en Reino Unido que nadie denuncia. El deportistas se animó a contarlo que sucede detrás de la competición y que es ocultado por todos los que forman parte de este ambiente hostil.
AFP
“Los gimnastas son aún, en mi opinión, tratados como trozos de carne. Lo describiría absolutamente como una cultura del abuso, y yo lo viví y respiré durante 20 años”, afirmó a la BBC este lunes el atleta de 24 años. “Es la manipulación emocional, ser empujado por el dolor físico es sin duda algo que yo viví. Yo diría que fui maltratado. Pero queríamos ganar medallas olímpicas, los dirigentes querían ganar medallas olímpicas, los entrenadores querían ganar medallas olímpicas”, explicó el gimnasta.
A comienzos de año, Wilson denunció un altercado con un dirigente durante un evento social en su club de gimnasia de Leeds. Después de una investigación interna la denuncia fue archivada. ”Me dijeron, y lo sentí, que yo era el problema. Tenía la impresión de no ser escuchado, no les importaba”, estimó.
Según la BBC, el club de gimnasia de Leeds afirmó haber refutado la versión de los hechos del campeón, y que las acusaciones fueron objeto de una investigación “profesional”, y “sólida”, cuyo resultado fue verificado de manera independiente. Después, Wilson dejó el club de su ciudad natal y reveló sus temores a que la difusión de sus quejas le costase una plaza en los Juegos de Tokio del próximo año.
“Creo que hay un elemento masivo de control. Nos hacen sentir miedo, o miedo de hablar, expresar nuestras preocupaciones, porque nos tienen en sus manos. Si expreso mi preocupación, eso podría comprometer mi selección para los Juegos Olímpicos. La razón por la que hablo es que mi incidente de este año subraya que hay aún muchas cosas que cambiar en la gimnasia y que eso comienza desde arriba”.
A finales de julio, Amy Tinkler, medalla de bronce en suelo en Rio, criticó a la Federación Británica por la lentitud de su investigación después de una denuncia por acoso interpuesta por la gimnasta en 2019.
El atleta británico confesó que se animó a romper el silencio luego de ver el documental Athlete A, producido por Netflix, que cuenta la historia de abusos del médico estadounidense Larry Nassar desde la experiencia de una estrella naciente de la gimnasia, llamada a ser el complemento perfecto para Simone Biles, la atleta más laureada en los Mundiales de la disciplina y cuatro veces campeona olímpica en Río 2016, que denunció al encargado médico del equipo en 2015, justo en la antesala de los primeros Juegos Olímpicos celebrados en Sudamérica.
Maggie Nichols, abusada por el doctor, fue sometida por USA Gymnastics. La obligaron a callar. Lo mismo sucedió con sus padres, que encontraron en el por entonces presidente de la federación, Steve Penny, a una figura central en el rol de ocultar los múltiples casos de agresión sexual que perpetró Nassar. Algo similar a lo sucedido con los máximos responsables de la selección femenina, el matrimonio Karolyi.