De por sí es una proeza sembrar y cosechar en Venezuela, dados los altos costos de producción, ahora los agricultores locales deben pelear contra el contrabando de papa y cebolla. Los bajos costos desploman el precio de las bolsas agrícolas en los campos y dejan muy pocas ganancias a quienes trabajan la tierra andina.
El ya golpeado agro nacional se ve de nuevo en aprietos. No solo la falta de insumos, semillas y combustible afecta a los agricultores andinos. El contrabando de hortalizas pone en riesgo cosechas enteras, sobre todo en la zona de los Andes.
Reconocidas por su fertilidad, pues dada la constante presencia de lluvias no tiene estaciones o temporadas, las montañas andinas se prestan para la siembra de todo tipo de frutas y hortalizas.
Más de 50 % de verduras que se consumen en el centro del país provienen de estas tierras, por lo que el comercio de estos productos nacionales, representan una gran importancia para la alimentación de los venezolanos.
Sin embargo, un nuevo problema deben enfrentar quienes hacen vida en el campo andino. El contrabando de productos desde Colombia ha desplomado el precio de algunos rubros como la papa y ha dejado en la quiebra a productores locales.
Y es que en cuestión de días un saco de 50 kilos de papa bajó de 35 a 15 dólares, lanzando por la borda la inversión de productores locales, quienes con ese precio a duras penas recuperan la inversión, pero es muy poco lo que ven de ganancias.
Los costos de producción de papa son muy elevados, de ahí el precio final del producto en los mercados nacionales. Agricultores, que pidieron no revelar sus nombres, aseguran que cada saco de semilla de papa vale unos 40 dólares. “Si se siembran 30 sacos, son 1200 dólares nada más la semilla”. El precio del camión de gallinaza (abono) puede costar unos 500 dólares, mientras que el abono químico, que también es necesario puede costar 40 dólares el saco.
El dinero que se invierte en veneno, fumigadas y las inyecciones que se aplican a la papa, entre otros, es muy alto. El pote de químico para inyectar vale 50 dólares. Uno gasta unos 2000 dólares en una cosecha de 150 sacos y al precio de esta semana que es de 17, deja unos 2550 dólares. Solo 550 de ganancia. Muy poco”.
Durante los tres meses que dura el proceso de cultivo de papa, se debe vigilar cada centímetro para evitar que plagas invadan los cultivos. Tras esos 90 días, la papa se debe “arrancar” para poner en sacos y venderla.
Sin embargo, coincidencialmente con la llegada de la pandemia del COVID-19 en Venezuela, la competencia está lejos de ser leal, pues productores de la misma zona de montaña, bajo la presunta complacencia de algunas autoridades, trae de contrabando papa desde Colombia, la cual, pese a ser de muy buena calidad, es más barata que la nacional, por lo que el precio del saco venezolano se desploma.
La única diferencia entre la papa colombiana y la venezolana es que la concha es negra, muy negra, pero la de aquí es blanca, pero es muy buena”, indicó la fuente.
Asegura que conoce productores que lograron vender papa a 35 dólares el saco y justo a la semana siguiente se vieron en la obligación de bajarla a la mitad el costo de sus cosechas, pues la presencia de la papa colombiana pulverizó el precio.
“En Colombia debe ser más barata la papa. Póngale que un saco de papa de 60 kilos, salga en 70.000 pesos que son unos 20 dólares y aquí estaba en 35. Es más barata y estoy casi seguro de que salen en menos de eso”, dijo.
Por su parte, Gerson Pabón, representante de Fedeagro en el estado Táchira, indicó que esta situación afecta al productor de papa y cebolla de El Cobre y La Grita, pues producir en Venezuela un saco de estos productos cuesta entre 17 y 18 dólares.
Con la papa colombiana que está entrando normalmente de contrabando, se consigue en el mercado a un precio de diez dólares y eso no cubre ni siquiera los costos de producción de nosotros, los productores y lo que tenemos son pérdidas”, dijo Pabón.
Destacó que esta situación durará hasta que la papa colombiana escasee y baje la producción de cebolla en Ecuador. “La mayoría de la cebolla que llega es de Ecuador, de allá la pasan a Colombia y en Colombia hacen una selección y viene a Venezuela y aquí llega a los mercados”.
Indica que el problema no radica en la entrada de productos extranjeros, sino que los venden al mismo precio que los nacionales. “Si el kilo de la papa venezolana, vale 600.000 bolívares en Caracas, la colombiana que es más barata debería llegar a menor precio, pero no, llega igual que la venezolana, como si la papa fuera producida aquí con todo el alto costo y con todas las dificultades que eso representa”.
Asegura que no es como lo quieren hacer ver, que el productor “revienta” el bolsillo del consumidor, sino que ellos producen y venden de acuerdo con el costo que implica producir verduras y hortalizas de buena calidad.
“Si Venezuela tuviera otro tipo de economía y otro tipo de gobierno, yo creo que los precios bajarían un poco más”.
Reitera que el problema del contrabando se ha agudizado en los últimos dos meses no solo en Táchira, sino en Mérida y Trujillo. “Todos estamos llevando del bulto por la autorización del contrabando de papa y cebolla”.
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