¿Qué busca Nicolás Maduro con el petro? Cree tener un plan para combatir la hiperinflación y aunque muy pocos creen que lo tiene, lo ha ido ejecutando. A veces da la impresión de que a Nicolás Maduro lo asesora una secta monetarista ingenua. Toda la parafernalia en relación al petro, la criptomoneda, medio de pago que, de tiempo en tiempo, Maduro resucita, parece ser una pieza fundamental en ese plan. En realidad la pregunta no es si tiene un plan, la interrogante fundamental es cuáles son sus posibilidades de éxito.
Por Guillermo Ortega / ALnavío
Desde agosto de 2018, cuando se introdujo el bolívar soberano y se hablaba de aumento de la gasolina, ajuste fiscal y disciplina monetaria, mucho de lo cual quedó en la retórica del momento, el gobierno de Nicolás Maduro ha venido jugando a una fuerte restricción del crédito bancario con el objetivo de reducir la tasa de inflación. Es la recomendación de ese grupo de asesores. Es la tesis fundamental del monetarismo ingenuo, el control de los agregados monetarios traerá como consecuencia el abatimiento de la inflación. La fuerte restricción de caja ha producido una brutal contracción del gasto fiscal que también encaja en el esquema.
La retórica del Plan Real
No es difícil imaginar que algunos de los asesores iniciales del plan de Nicolás Maduro, cuando se hablaba de ajuste fiscal draconiano, coqueteaban de igual manera con el Plan Real brasileño de 1994. Todo es parte del mismo programa. Introducir una unidad de cuenta que ancle las expectativas. Hay que destacar, lo convencieron además de eliminar algunas de las políticas más equivocadas: el control de precios y el cambiario. Trataron de avanzar sin éxito con la eliminación del subsidio a la gasolina e introdujeron algunos nuevos tributos como el reciente impuesto al patrimonio. Pero al final, la caja se ha ajustado por vía de los hechos, con una brutal contracción del gasto, y lo único en firme que queda es la restricción del crédito bancario.
Sin embargo, como en todo experimento monetarista ingenuo, los resultados de nuevo vuelven a porfiar con la doctrina. La tasa de inflación reportada por el Banco Central de Venezuela (BCV) cedió de mayo a julio, con tasas de inflación que llegaron a bordear el 20%, pero los resultados desde agosto apuntan a un recrudecimiento del proceso hiperinflacionario.
Un nuevo episodio
Como se sabe la definición formal de la hiperinflación es en cierta forma arbitraria. Tasa de inflación mensual igual o superior a 50%, sostenida a ese nivel, y un colapso de la demanda de dinero, en otras palabras, en la confianza de la gente en el signo monetario. La definición introducida por Phillip Cagan, el célebre economista norteamericano, en una nota a pie de página de su famoso artículo de 1956, todavía es muy útil para caracterizar esos eventos en que el gobierno monetario colapsa.
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La hiperinflación venezolana encaja en esa definición original. Si tomamos el índice de precios, y empezamos a finales de 2017.
El ritual del petro
El gobierno quiere utilizar el petro como parte del ritual del monetarismo ingenuo. Para ello tiene las facultades exclusivas de emisión monetaria. No obstante, el hecho que tenga esa facultad no significa que puede determinar el precio de la moneda.
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